Prisionero.

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Esta es la historia de este chico; por nacer de una triste familia pobre y judía, en esa época, lamentablemente es encerrado,  y apartado de la humanidad por una simple valla de alambres.        

Lo único que tenía, era poder estar viviendo, de esa manera tan sucia, sin una cama que dormir, y poca comida que probar, peleando cada día con otros prisioneros que se empeñan en dar un poco la lata por querer algo más comida de la que le dan, por lo que este chico del que hablamos, suele estar al lado de la valla, fantaseando con los lugares de afuera donde nunca a estado, esos lugares en los que tal vez se vivan cosas que él no ha podido tan siquiera soñar. Pero claro, para poder hacer eso, y que le permitieran estar en las nubes todo el tiempo que él quiera, tiene que trabajar barriendo las hojas secas que caen dentro de la valla, sopladas por el viento que procedente del campo que le rodea.

Pero un día, en ese duro día de trabajo tanto como otros, tal vez uno de los más afortunados para él, vio algo fuera de la valla, tal vez lo más bello que podría haber entre esas hierbas mustias, y esos arbustos secos.

 Vio a una bella muchacha entre las hojas, que resaltaba como si fuera una hermosa flor que nace del césped seco y embellece todo el jardín. Ella se acercó a la valla corriendo, en busca de su sombrero, el cual había volado, y sostenía una especie de cuaderno en las manos. Miró al muchacho sorprendida, y él ante su belleza se quedó paralizado.

Su traje de seda fina, su pelo largo y rubio que se movía al son del viento, hacían algo especial de esta chica, la cual solo había visto una vez.

La chica sonrió a este saludando con la mano. Él corrió con sus pocas fuerzas hacia una parte del jardín que tenía formado como un pequeño hueco en la tierra guardando algunas cosas que podía tener y las escondía ahí para que no se la restringieran. 

Volvió con un folio de color amarillento y una pluma gastada, él daba gracias al cielo por al menos poder aprendido a escribir y leer.

Sentía mucha vergüenza a acercarse a la valla para que viera su sucia persona, así que escribió en la hoja, y la dobló en forma de avión, lanzándola por encima de la valla, para así atravesar la pared.

La chica abrió esa carta con forma de avión, leyendo lo que ponía dentro, hizo una sonrisa al muchacho, y sacó un bolíagro de la solapa del cuaderno que sostenía y le escribió de vuelta, mandando de nuevo el avión junto a su emisor.

Él corrió con ansias hacia donde seguía el trayecto del avión en el aire, atrapandolo mientras caía. Abrió de nuevo esa carta, y se posó en el suelo, para de nuevo contestarle.

Pasaron así un buen rato, hasta que finalmente la chica tuvo que irse, comunicandoselo a él en la carta y yendose dando una despedida con la mano. 

Él le devolvió el saludo totalmente feliz, este chico nunca antes había experimentado algo como eso. Estos dos, acordaron guardar esas cartas, de manera que los dos tuvieran a la par, cada vez que hablaban, uno se la quedaba, luego el otro y así continuamente. 

Pasaron días y meses, este chico que vivía continuamente del dolor y de la agonía, había aprendido a vivir con tan solo el calor de aquella amiga. Sus cartas, las cuales conservaba todas, eran la manera que tenía para mantenerse con fuerzas aun en ese sucio lugar.

Los días pasaron y pasaron, hasta que cierto día, el cual ya no vivía por su cuerpo, si no por sus sentimientos, la chica le comunicó en el avión de papel:

 ''Tengo que irme lejos, adios''

El chico, que había convivido con el dolor que le rodeaba día tras día, al levantar la cabeza, vió a la chica alejarse lejos corriendo mientras sostenía su sombrero. Había pasado por mucho, pero nunca había llorado y gritado tanto como ese día.

Según pasaban los días lo unico que podía hacer era mantenerse consciente, encerrado en ese lugar, sabía que todo lo que pensaba de algún día poder ir fuera de esas vallas era todo una simple mentira. Vivía allí, ya sin animos de salir a barrer, dentro de un edificio de los muchos que habían alli, intentando seguir cuerdo gracias a las cartas que mantenía.

Los 'matones' de aquella prisión, no supieron hacer otra cosa que preguntar por lo que escondía el chico, y a pesar de su silencio y de mantenerse, ellos lo agarraron arrebatandole las cartas de las manos, leyendo todo lo que habían escrito en ellas, y así, riendose del chico soñador. Empezaron a romper cartas, haciendolo sufrir. Una locura incontrolable se apoderó de su cuerpo, soltandose de los que lo agarraban y tirandose encima de quien estaba rompiendo las cartas, dandole varios puñetazos.

Los hombres con uniforme se acercaron a él arrastrandolo hacia un lugar oscuro con mucha gente, el cual era tan pequeño, que era dificil respirar en el.

''No sé que hice para estar aquí encerrado, no le hice mal a nadie hasta hoy, se me hace dificil respirar, la gente agoniza por todos lados y no puedo ver nada. Me han quitado lo poco que conseguí tener hasta el momento, más aún así, no me siento triste, no tenía nada más que desear ni a ningún lado al que ir.

Los hombres de uniforme han abierto una escotilla que se situaba arriba nuestra, echaron una especie de gas y luego de eso, la cerraron.

No estoy triste, no estoy enfadado, no siento nada. De lo unico que me arrepiento hasta el día de hoy, es no haber conocido su nombre''

FIN PARTE 1

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⏰ Última actualización: Jan 15, 2015 ⏰

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Paper Plane / Avión de papel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora