Sueño

99 6 0
                                    

Andaba por las calles empapada por la lluvia, ya no me importaba si me mojaba mas, solo quería proteger mi mochila.
Otra vez se había olvidado de mí.
Llegué a la puerta de mi casa y la abrí lentamente.
Un fuerte hedor a tabaco llegó hasta mi. Me dieron ganas de vomitar y lentamente cerré la puerta. Avance por el pasillo sin hacer ruido y subí las escaleras al ático, donde estaba mi habitación.
Dejando mi mochila en un escritorio saque de ella una libreta, mi objeto mas preciado.
Al comprobar que no estaba mojada dejé escapar un suspiro.
Me quité la ropa empapada y me puse el pijama. Me senté en la silla delante del escritorio, saque un lápiz y abriendo la libreta empecé a escribir.
"Entrada 528:
Hoy ha sido un día horrible, mi madre no ha salido de su habitación por la mañana, y he tenido que ir andando al colegio. Cuando estaba a punto de llegar ha empezado a llover. Nadie me ha felicitado por mi cumpleaños, ya tengo 10, los niños me miraban con odio al ver que he sacado otro excelente, hasta los profesores me siguen mirando mal. Sigo sin saber porqué me odian, nunca he hecho nada malo."
Cerré la libreta y me dirigí a mi cama, apagué la luz y me tape con las sabanas.
-Espero que mañana sea un día mejor. - suspire y cerré los ojos.

Volvía a estar en la pequeña cabaña del bosque, salí de ella y seguí el camino que atravesaba unos hermosos prados de trigo. Al pasar la gente me saludaba y yo con sonrisas sinceras hacía lo mismo. Entré en la aldea y me dirigí hacia el único sitio de ella que había estado, la taberna.
Al entrar el dueño me saludó alegremente.
-Lexi, ¿Vienes a ayudar?- preguntó alegremente mientras atendía a un cliente.
-Claro que sí, Clay. -dige mientras avanzaba hasta la barra y cogía un delantal y empecé ha servir.
Entre risas los clientes me contaban sus últimas aventuras y me enseñaban dibujos de los últimos monstruos que habían cazado.

-Lexy, ya has hecho suficiente por hoy.- Me dijo Clay con una sonrisa mientras me entregaba una bolsa de cuero.- Aquí dentro hay pan y queso para agradecerte todo lo que has hecho hasta ahora.-

Cogiendo la bolsa le sonreí y me despedí de todos. Esta vez no volví a la cabaña, sino que decidí explorar el pueblo. avancé por las calles y vi una pequeña plaza donde habían niños jugando, uno de ellos tiró una pelota en mi dirección.

-Hey, ¿Quieres jugar con nosotros?.-me preguntó con una sonrisa. Sonriendo asentí y me puse a jugar con ellos, pasamos un buen rato jugando y al terminar compartí mi comida con ellos. Nos sentamos bajo la sombra de un manzano a hablar.

-¿Habéis oído hablar sobre la competición que quiere hacer el Rey?.-dijo un niño de cabello azabache y ojos castaños.

-Sí, se celebrará en cuatro años y el ganador podrá pedir un deseo y el Rey se lo concederá.-dijo una niña de cabello castaño y ojos rubí. ¿Un deseo? Si pudiese pedir un deseo desearía que este mundo fuese real. Pensé amargamente. Un horrible pitido llegó a mis oídos, me levanté y empecé a correr hacia fuera del pueblo.

-¡Hey, ¿Mañana volverás a jugar?!.-gritó un niño de cabello rubio y ojos azules.

-Sí.-chillé mientras corría más rápido. Llegué a la cabaña de madera y cerré los ojos, al abrirlos me encontraba en mi cama. Alargué el brazo y apagué el despertador. Me quedé unos minutos mirando el techo y suspiré.

-¿Conque un deseo, eh?.-dije en alto con una sonrisa.

El secreto de la noche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora