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Aclaraciones rápidas: AU no mágico-presente.

Aclaraciones rápidas: AU no mágico-presente

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Viernes.

Harry se para bajo el umbral de la entrada de su casa y le promete a Lily Potter que , sí va a volver el lunes por la mañana, no, no se va a drogar, ni a terminar bajo un puente o en una red de contrabandistas de otro continente, no, tampoco va a escaparse de casa con otro hombre, como hizo su padrino Sirius cuando se marchó con su novio, , va a comer y a dormir, aunque estén celebrando, y , la ama porque es la mejor mamá del mundo. No le ve sentido al último punto, pero parece tranquilizarla de un modo en que pocas cosas lo hacen, así que él también puede relajarse cuando escucha la bocina del auto y sabe que han venido a buscarlo.

Le besa la mejilla, se deja abrazar, promete (¡por enésima vez!) cuidarse el fin de semana que estará con sus amigos de viaje, y atraviesa corriendo el patio, sin acomodarse la mochila sobre los hombros, antes de que alguno de los dos cambie de opinión respecto a la salida. A decir verdad, todo era culpa de Draco desde el inicio, y no puede ser más consciente de ello que cuando se sujeta del borde de la puerta, se impulsa para pasar por encima hasta uno de los asientos traseros del convertible, y Blaise lo recibe con un choque de puños y una maldición, que disimula sonriendo y agitando su mano, a manera de despedida para la nerviosa Lily, que aún bajo la puerta, espera ver a su único hijo partir lejos de ella.

Oh, tan dramática. Al menos su padre, James, tuvo la decencia de despedirlo con una palmada en la espalda y quedarse en la cocina, tomando su café matutino y leyendo el periódico en la encimera.

—Debiste haberle dicho para que nos quedáramos toda la semana —Le reclama Blaise, no más de unos metros lejos de la casa, cuando están por doblar en la esquina. Harry suelta un bufido.

—Ron no tiene para pagar un viaje de una semana.

—Yo se lo hubiese pagado, ¿no recogimos dinero entre los tres para pagar sus gastos la otra vez? —Se encoge de hombros, inclinándose por encima del volante, pero sin apartar la mirada del camino. Tiene la absurda impresión de que Blaise tendría un prematuro intento de infarto, si algo llegase a ocurrirle a su nuevo auto, después de que hubiesen arruinado el de Draco—. Podríamos haberle dicho que hicimos lo mismo, sabe que no tenemos problemas con eso. Draco y tú guardarían el secreto, y ya está.

—¿No querrías quedar bien con él, si le pagas un viaje de una semana completa?

Blaise le muestra una media sonrisa a través del retrovisor.

—Oh, cállate —Suelta, y Harry no puede hacer más que echarse a reír—, en serio, a veces son una mierda como amigos.

—Yo sólo digo —Se estira para tocarle el hombro, aunque el muchacho sigue pendiente de la calle, y es algo que agradece—, si te gusta, te gusta, y está bien que quieras lucirte un poco.

Agosto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora