16° (misterio)

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En varias ocasiones estuve en aprietos pues a la señora Pod le
encantaba entrar a mi habitación a husmear. Tenía que esconder la
revistas hasta en los más insoportables lugares para que no las viera. No lo hacia a propósito ya que su trabajo era entrar a
limpiar pero aún así hubiese sido vergonzoso que las viera.
Había retomado mi hábito de escribir todos los días. Mucho de lo que hacía por aquellos días terminaba en el cesto de la basura pues vivía en una incoherencia constante, tal vez por mi propia
adolescencia o tal vez porque extrañaba mucho a mi amigo. Cierto
día dejé olvidado mi cuaderno sobre la mesita de al lado de la cama y cuando la señora Pod lo recogió sin querer cayó un pedazo de papel en el que había estado garabateando algunas cosas la noche anterior sobre él.

« Estoy aquí de tarde, pensando en ti, y no hay forma de que lo sepas. De hecho, no hay forma que lo imagines y sin embargo, eres el río que impulsa el agua al mar. Igual que la tierra recibe la luz, y el sol no puede evitar darla soy el
océano que recibe tus aguas. Es de esa forma aún si el celador universal sentado en su trono de umbrío cristal no lo quiere. ¿Qué sería si el agua del mar pudiera remontar hasta la alta ladera, donde tus orígenes se funden con las estrellas?》

Aquel descuido me costó muchas explicaciones. Sobre todo porque nadie tenía idea de lo que realmente estaba pasando.

- ¡Ahh pero si nuestro jovenzuelo está enamorado!- exclamó la señora Pod cuando de regreso de clases pasé por la cocina a robar alguna cosa.

- ¿Si?. No me diga eso- tomé una fruta del centro de la mesa y me senté divertido sobre esta.

- Vamos no te hagas el tonto conmigo. En mis tiempos si
alguien me escribiera algo parecido caería en sus brazos sin pensarlo- hizo algo así como una dramatización de tercera y se me abrazó al cuello. Estaba bien ágil para sus 64 años.

- Ahh, no es nada de eso. Solo palabrerías.

- Cuéntame quién es la afortunada que me da envidia.

- « Es para un chico güevona »- dije para mis adentros- Si te
cuento tal vez no la vuelva a ver

.
- Un amor complicado... ya veo...

- Anja- le di un beso en la frente y subí para mi habitación
haciéndome el tonto.

Esa noche salí a dar una vuelta, tener que mentir a las personas
que me rodeaban y que me querían era agotador. Como casi siempre fui a parar al Soho y me senté en un banco bajo un alero.
Llovía un poco y todo parecía casi mágico pues el ruido y el gentío se había trasladado hacia el interior de los bares. Mi mente divagaba en un sin sentido tras otro regodeada en su soledad.
Sentía un vacío que había sentido demasiadas veces y me enojaba.
Estaba enojado por ser cobarde, por no tener a mi amigo, por no haber salido a buscarlo como un loco. Pero esa noche sucedió algo
diferente. Al levantar la vista encontré a alguien que me miraba
del otro lado de la calle. Era un chico delgado y parecía frágil.
Llevaba la ropa pegada al cuerpo y el pelo largo. Tenía esos ojos
felinos que parecen que no te ven y al mismo tiempo te atraviesan
el alma. Recordé aquel sueño en el que había salido desnudo a la
calle y de repente tuve la misma sensación. El muchacho estaba
parado recostado a la pared con una sombrilla morada en su mano
que abrió con mucha agilidad. Miró hacia ambos lados de la calle
como si fuera alguien muy precavido y al llegar a mi lado cerró la
sombrilla y se quedó de pie.
- ¿Te importa si me siento a tu lado?

Call Me By Your Name - Taekook TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora