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Una chica de nacionalidad norteña, caminaba por medio de la maleza con la esperanza de dar con un posible refugio o un lugar traquilo para dormir.

Sí, estaba perdida.

Y no en cualquier bosque, sino que en uno de las zonas forestales más grandes de toda Inglaterra.
Aquella zona, conectaba con un pequeño pueblo, lugar en el cual se encontraba el hogar de la noruega y vivía en este con su adorada abuela.

Una brisa rozaba su piel, logrando que un escalofrío recorra todo su ser.
Se encontraba caminando entre grandes árboles, en los que lograba identificar pinos y sauces en su mayoría.
Una gota de agua, cayó en el puente de su pefecta nariz, lo que la puso en alerta. Rápidamente, dirigió su mirada al cielo y todo indicaba que una tormenta se aproximaba.
Genial...” Dijo, en un tono totalmente irónico.
Aceleró el ritmo de su caminata.
Con algo de angustia (pues, era de noche), buscaba con su mirada un lugar para poder refugiarse e identificó dos árboles "caídos", no totalmente, pues se podría deducir que colapsaron juntos, ya que coincidian en un punto, obteniendo una forma similar a una "X". Tenían la posición perfecta para poder construir algo rápido y seguro.
Recogió ramas y hojas, sacó parte de la corteza de un viejo árbol e improvisó. Posicionó las ramas sobre el tronco de los árboles y sobre estas, colocó maleza y hojas, ocupó la corteza para sellar su improvisado refugio. Antes de entrar en este, descoció su gorro de lana estilo crochet color beich claro, para amarrar la maleza a los troncos y potenciar lo construido.
El viento cada vez soplaba más y más fuerte. Se apresuró a entrar y se acomodó.
Su refugio, quedaba a unos cuatro metros de un enorme río.
Veía como el agua de este, pasaba de estar tranquila a cada vez empezar a correr más rápido y de forma más agresiva.
La chica, restregó su ojo izquierdo, para luego abrir su macuto; dentro de este, había una botella de agua casi vacía, una manzana, una cuchilla, un pequeño chocolate, un encendedor, un poco de tabaco, una olla pequeña y su labial sabor damazco, junto a un pequeño botiquín. De esta, sacó su botella con agua y bebió lo poco que le quedaba dentro de esta, guardó la botella y sacudió el polvo de su jean negro, sudadera roja y botas del mismo color de su jean.

La lluvia había comenzado, y arrazaba con la superficie de todo el bosque.
La chica de peinado extravagante, intentando conciliar el sueño, mas oyó como algo salía del agua, erizandose por completo. Miró el exterior de forma cautelosa, debido a que no quería llamar la atención de lo que estaba allá afuera.

No vio nada.

"¿Un mapache? No, muy pequeño" Pensó. "¿Un ciervo? No, demasiado delicado" Pensó, nuevamente. "¿UN OSO? Oh, no. ¡Me va a olfatear, y me matará!" Hundida en el miedo y pavor, sacó su cuchilla y miró el exterior nuevamente y nada había salido del agua, sea lo que sea que estaba haciendo bulla, estaba dentro de esta.

Sus latidos se aceleraron, su pecho se apretó y su oído se agudizó. Tenía que mantener la calma y a la vez estar preparada para cualquier encuentro repentino con algo que pudiese atentar contra su integridad. Se mantenía inmóvil -aún en el refugio-, no pensaba en salir, sería una decisión bastante arriesgada e ilógica. Conservó esa postura unos ocho minutos, luego de ese tiempo optó por relajarse y se reacomodó; la temperatura descendía a medida que el tiempo transcurría y la noche cada vez se acercaba más a su punto de oscuridad máxima. Tori, rumió a la vez que abrazaba a sus rodillas, las cuales estaban cerca de su pecho en ese momento.

“No puedo hacer fuego, ni acudir a a alguna fuente capaz de emitir luz. Si lo hago podría llamar la atención de sea lo que sea que este ahí afuera. Grandioso, estaré a oscuras... ” Rodó los ojos tras concluir aquello mentalmente. “Tampoco puedo realizar algún sonido, por la misma razón. Carajo”.

𝐁𝐥å 𝐟𝐢𝐬𝐤 [𝐓𝐨𝐫𝐢𝐓𝐚𝐦-𝐒𝐢𝐫𝐞𝐧 𝐀𝐔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora