Voces

2 1 0
                                    

Chris era un niño de 7 años que vivía en una aldea pérdida de Escocia. Todas las noches, el pequeño se levantaba e iba llorando al cuarto de sus padres.

Los padres atribuían dicho comportamiento a meras pesadillas infantiles, pero no conocían la verdad.

Como siempre, el chiquillo se acostaba y su padre iba a leerle un cuento de buenas noches. "No hay de qué tener miedo" le dijo la última noche en la que el niño durmió en esa casa.

Cuando hubo caído la madrugada y el niño se encontraba durmiendo empezó el mismo ciclo de todas las noches. Era esa voz, esa voz que tantas cosas raras le había estado diciendo.

Su cabeza estaba totalmente ocupada por esa siniestra voz que le repetía: debes matarlos Chris, matarlos. Chris sabía que se refería a sus padres y tenía muchísimo miedo, pero esta noche algo había diferente.

"Si no lo haces tú lo haré yo" susurró esa voz en su cabeza. Así pues, Chris (incitado por la voz) fue al cuarto de sus padres y con mucho sigilo la llenó entera de gasolina. Prendió una cerilla, la tiró al suelo y bloqueó la puerta del cuarto de sus padres. Los dejó atrapados.

Acto seguido, Chris salió al porche y allí se hallaba una figura oscura vigilando que el niño cumplía con su deber. La figura se acercó a Chris y le tendió su mano, desapareciendo ambos en la oscuridad.

Nunca nadie volvió a saber de Chris.

Vivencias oscurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora