Prólogo

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Un día precioso, varias nubes y una temperatura fresca, un día más en la vida de (T/N) (T/A), una chica tranquila, hermosa y talentosa en el área de las artes, tanto visuales como musicales, dominando mayormente ésta última.

(T/N) vive con su hermano mayor de 25 años y su padre.
Ambos siempre le han dicho que debería explotar su talento al máximo, siendo ellos dos figuras populares, promocionarla a ella no sería ningún problema. Pero ella no desea eso en este momento, solo desea mantener su vida tranquila, al lado de esa persona que igualmente es un prodigio no reconocido, al que en este instante iba a ver.

Mientras tanto, en un cuarto repleto de instrumentos científicos y herramientas, se encontraba un chico de particulares cabellos parados, sumamente abrumado.
No estaba resolviendo ningún problema matemático o físico para su cohete, y ese era principalmente su problema.

Su cabeza había bajado del espacio y solamente se centraba en una chica de bellos ojos y suave cabello, por lo tanto, su investigación no estaba haciendo un gran progreso.

Salía con ella, solo estaba con ella, sólo pensaba en ella, ella, ella, ella. ERA UNA PESADILLA!!!

Habían iniciado una relación después de conocerse desde hacía varios años, incluso aquella chica formaba parte del equipo Senku, junto a Taiju. siempre fueron cercanos y la (C/P) ya había tenido sentimientos por el joven desde tiempo atrás.
Cuando al fin se declaró, Senku correspondió al saber que su corazón también se aceleraba cerca de ella, porque al pesar de saber lo ilógico que puede ser el estar enamorado, no es inmune a desear experimentar esa dulce y humana experiencia.
Pero él no creyó que lo haría olvidarse así de su trabajo, de su sueño...
Solo había una cosa que hacer, él lo sabía, pero, realmente no quería hacerlo.

Siempre ha disfrutado de las caricias que la joven le brindaba, los fugaces besos que permitía que le diera, o, para que negarlo, esos pocos besos que a veces subían de tono, mas no llegaban a mucho (ya que el padre de la chica es súper protector y el de él es algo despistado e inoportuno), pero lo que amaba especialmente, era su voz.
Lo relajaba de sobremanera, escucharla cantar solo para él, lo hacía sentir en las nubes, incluso a veces la escuchaba componer sus propias canciones.
Amaba esa parte tan creativa de ella.

Otra cosa que sabía bien, es que ya le habían presentado la idea de hacerse reconocida por su trabajo, conocía a su familia, y a ella la conocía a la perfección, siempre decía que no, y no porque no deseaba ese reconocimiento, era porque por nada del mundo deseaba alejarse de él, pues sabía lo que la fama traía.

Se estaban deteniendo el uno al otro de sus sueños, y sin intención de hacerlo.

Así que llegó a una conclusión absoluta, tenían que separarse.
Solo el pensarlo ya lo había herido, y sabía que a ella tampoco le sentaría bien.

Tenía que idear una forma de decirle, sin herirla demasiado, aunque hiciera lo que hiciera, la iba a lastimar.

Entonces pensó en hacerlo usando aquello que ella más ama, la música.

No sabía mucho de composición de música y mucho menos sobre escribir una letra adecuada, pero se las arregló para componer algo medianamente bueno y adecuado en cuestión de unos días.

Estaba listo, o eso quería pensar, la letra se imprimía, el sonido de la impresora sólo lo inquietaba más.

Bien podría simplemente mandarla por mensaje en su celular, pero no, no era un cobarde, tenía que hacerlo cara a cara, no tenía miedo de recibir un golpe en la cara o una patada en la entrepierna, aceptaría incluso si le gritara, pero... no estaba preparado para una cosa, verla llorar.

¿Cantamos Juntos? [Senku X Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora