Las manos de Grant se deslizaron por mi cintura mientras yo lo abrazaba fuertemente. Quería quedarme ahí, justo en ese momento y congelarlo para siempre. No quería mover ni un músculo por temor a que el momento tan perfecto que estaba viviendo se descompusiera. La gente a nuestro alrededor bailaba efusivamente mientras nosotros solo nos concentrábamos en movernos lo menos posible. El olor a flores y dulces inundaba todo el salón y eso parecía animar más a los invitados a seguir bailando y celebrando. Al cabo de un rato Grant tomó mi mano y me sacó de la pista de baile.
-¿Ya quieres irte?- preguntó mientras se recargaba en una columna de piedra
-No- conteste mientras sonreía- me la estoy pasando muy bien
Grant me miró y sonrío, a lo cual conteste su sonrisa acercándome para darle un pequeño beso en la mejilla
-Sigo sin creerlo-dijo mostrándome su mano izquierda haciendo referencia a su dedo anular-es oficial
-Puedes arrepentirte- reí mientras colocaba mis manos en su pecho
-No seas tonta- negó mientras me miraba- si lo hubiera querido hacer ya no estaría aquí. Simplemente que veo nuestra historia y estoy muy feliz de estar aquí contigo.
Sonreí nuevamente y me recargué en su pecho bajando mis manos hasta su cintura, el me abrazó por la espalda y besó mi frente mientras me acercaba aun más a él
-Oigan-dijo Majo acercándose sigilosa-lamento interrumpir su pequeño momento pero necesitamos que avientes el ramo
Grant me soltó y tomó mi mano para dársela a su hermana
-Tu también- dijo Majo señalando a Grant
Grant rodó los ojos y nos siguió a través de toda la pista. Annie me acercó el ramo y sonrío curiosamente. Volteé mi cuerpo y espere a que todas las mujeres se acercaran. Cuando había un número bastante generoso Annie me dio una pequeña señal con la mano. Comencé a balancear mis brazos hacia atrás y cuando contaron hasta tres lo lancé con poca fuerza. Escuché gritos y me giré para ver quien lo había tomado. Elisa lo sostenía orgullosamente y me miró mientras soltaba una carcajada. Por pura curiosidad miré a Rivero quien la miraba atontado, Grant me miró y los dos entendimos entonces que pasaba entre los dos. No era tampoco un gran misterio a resolver y podría parecer bastante obvio aunque los dos se esforzaban bastante en ignorarlo, Elisa un poco mas que Rivero.
Grant se acercó a mi con una silla y lo miré queriendo matarlo
-No-dije negando frenéticamente con la cabeza
-Es la tradición- dijo mientras se incaba sobre su rodilla izquierda
Quería matarlo, pero tenía razón. Me senté con mi dignidad derrumbada y lo miré mientras el reía. Escuché como todos reían y gritaban eufóricamente y sentí como mis mejillas comenzaban a arder. Grant tomo la orilla de mi vestido y metió su mano, comenzó a acariciar mi pierna hasta que llego a lo que buscaba, comenzó a deslizarla despacio y cuando llegó a mi tobillo levanté un poco mi pie para que pudiera sacarla. Sacó la mano de mi vestido y se levantó. De la misma manera que yo se giró y comenzó a sacudir sus brazos para lanzar la liga. Cuando la aventó se escucho un barullo muy fuerte, y vimos a Rivero levantando la liga igual de orgulloso que su conquista.
Afortunadamente todos estos rituales ya habían terminado y solo quedaba disfrutar de la fiesta antes de que terminará. Grant y yo seguimos bailando y disfrutando la fiesta. Nos dio mucho gusto que todos estuvieran igual de felices que nosotros por lo que estaba pasando a nuestro alrededor. Lo más complicado había pasado y todo había valido la pena. Faltaba muy poco para que la fiesta terminará por lo cuál los dos estábamos concentrados en disfrutarla al máximo.