He luchado, hasta sangrar.
He llorado, hasta que me duela la cabeza.
He gritado, hasta quedar sin voz.
He sonreído, cuando me rompía por dentro.
He sido fuerte, aunque no encontraba motivo para serlo.
He pedido ayuda, pero en silencio.
He amado tanto, hasta sufrir mucho más.
Me he roto y lo sigo estando, creí que fingiendo que no lo estoy, salvaría mi dolor, mi sufrimiento.