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Las doce de la noche. Las luces apagadas y una muy suave y sensual melodía sonando de fondo, mientras ellos hacían de las suyas en ese cuarto.

Las doce con cuatro minutos, el celular del menor volvió a sonar.

—Déjalo—habló rápidamente el rubio, al ver cómo el contrario intentaba alcanzar el aparato que estaba en la mesa de noche—Solo déjalo sonar.

Taehyung puso su mano sobre el muslo derecho de Jungkook y este se estremeció de nuevo, se le estaba llendo todo de las manos.

—Creo que debería contestar—susurró bajito. Seguramente era su mejor amigo quien llamaba, preocupado—Debe ser Jimminie.

—Entonces esta bien si no contestas, no tiene que saberlo todo Jungkook—dijo, con fastidio, mientras acercaba su boca a los hombros del pelinegro.

Jungkook no dijo nada más, dejándose llevar por los dientes que se enterraban en su piel con total deseo.

Mierda, mierda, mierda.

—¿Jungkook?—llamó su atención el rubio—¿Qué es lo que te preocupa tanto?

Taehyung dejó de intentar distraerlo con besos, como llevaba haciéndolo desde que sonó la primer llamada. Sus caricias hacia el pelinegro se detuvieron y suspiró con derrota marcada.

Tal vez simplemente no era su noche.

—No lo estoy—espetó decidido, levantando su cuerpo para volver a poner su boca sobre la del rubio.

Mentira, le estaba mintiendo. Claro que Taehyung lo sabía.

—Está bien—dijo al apartarse del otro, evitando así que el menor le besara—Está bien Jungkook, no tenemos que hacer esto si no quieres ¿lo sabes, verdad?

El menor se sonrojo con fuerza e intentó voltear a otro lado. Lo habían descubierto, casi.

No era que él no quisiera, solo no se sentía listo. Menos con Tae, quien era bien sabido, jugaba con todos. Mujeres y hombres por igual.

—Tranquilo, no pasa nada—habló de nuevo el rubio, dejándose caer a un lado del pelinegro.

Sí pasaba, estaba claro. Pero ninguno lo diría.

Jungkook se puso de pie, sin ganas, y empezó a vestirse con la cabeza agachada y sin mirar al mayor.

—Nos vemos luego, Jungkook—se despidió Tae, poniendo su brazo bajo su cabeza y tratando de relajar su cuerpo.

El menor no dijo nada más cuando salió de la habitación, y no volteó una última vez cuando salió de la casa.

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