No me soporto

39 4 0
                                    

 Me despierto temprano, a pesar de ser sábado. No pude dormir muy bien ni seguido, cada hora y media me despertaba por culpa de la misma pesadilla que se repetía una y otra vez. Estaba soñándola otra vez, y era esa maldita escena de siempre. Tengo que dejar de pensar en Luz, dejar de dibujarla, de pensar que va a volver. Quisiera, al menos, ser capaz de demostrar cómo me siento cuando la recuerdo, pero ni siquiera soy capaz de eso. No me soporto más. No soporto más esta enfermedad que me tiene condenado. A veces pienso que puedo salir adelante, pero haber perdido a mi hermana y recordar ese día me hace volver al punto de partida.

 Hoy tocaba una sesión de reconocimiento más larga con mi tía. Desde que perdí tanto a Luz como a mis padres, mi tía materna se hace cargo de mí por ser menor de edad. Nunca tuve nada que reprocharle, pero tampoco supe y sigo sin saber cómo expresarle mi gratitud por estar siempre pendiente de mí.

 Acostumbramos a pasar un rato a la tarde hablando, tratando de tener una conversación fluida y en la que pueda expresar mis sentimientos, pero el hecho de tener alexitimia me lo impide, me lo dificulta. Este trastorno neurológico no me deja expresar correctamente mis emociones ni recibirlas. A veces las percibo, pero otras simplemente se me complica tanto como a un bebé le cuesta hablar.

 Esto no repercute en mi intelecto, al contrario. En mi clase soy sobresaliente, siempre y cuando no necesite interactuar con nadie. Los profesores están al tanto de esto, así que son pocas las veces que me toca someterme a conversaciones en contra de mi voluntad. Lo entiendo, no puedo vivir aislado. Es más, de verdad que me gustaría tener amigos y actuar normalmente. Pero simplemente no puedo, es mi infierno y sin Luz no puedo sobrellevarlo. Mi tía, María, siempre fue mi soporte. Desde que nos vimos obligados a convivir con el otro, hemos tenido pocas peleas y todas debidas a mis expresiones, o la falta de ellas, mejor dicho. Esto pasaba al principio, cuando ella no estaba tan al tanto de mi situación y no comprendía cómo un niño de ocho años no reía nunca, ni lloraba, ni se mostraba cómodo o incómodo. Vivir conmigo es como vivir con un maniquí, aunque no quiera que así pase.

 Pero hoy ocurrió algo que me hizo pensar que podría avanzar. Que podría poner más esfuerzo del acostumbrado y así terminar con mi segunda pesadilla, la alexitimia. Siendo que la primera va a seguirme hasta el día de mi muerte, ya que no voy a recuperar nunca a mi hermanita, al menos podría tratar de superar la segunda.

 Eran las doce de la noche y ya habíamos cenado. Mi tía y yo cenamos a eso de las nueve pero nos quedamos mirando películas porque ninguno tenía nada que hacer al día siguiente. Era nuestro momento de descanso en toda la semana después de una semana larga de trabajo por su parte, y tareas y exposición social por la mía. Nadie pasaría a retirar la basura al otro día pero mi tía prefirió que la sacáramos hoy para pasar el domingo en casa y sin necesidad de salir.

 Ella estaba por pararse a sacarla pero me ofrecí a hacerlo. Salgo de la casa con una bolsa de basura en cada mano, llego al cesto y dispuesto a volver a entrar lo antes posible bajo la tapa del cesto. Pero en medio escucho unos pasos de tacos y volteo a ver, era Carolina, mi vecina. Estaba risueña y se la notaba borracha. Decido ignorarla y volviendo a mi casa digo:

-No le veo el sentido a lo que hace esta chica. -Nunca conté con que lo escuchara, pero me mira y luego habla.

-¿Qué dijiste? ¿Acaso no puedo estar feliz? -Me quedo unos segundos pensando, hasta que pregunto algo que nunca puedo comprender.

-¿Cómo se siente estar así?

-¿Así cómo? No entiendo.-Alza sus cejas esperando mi respuesta.

-Feliz. ¿Cómo se siente estar feliz y que no te cueste expresarlo? Aparte estás borracha y parece que mucho no te importa.

 Se queda pensante ante mi pregunta y la noto sorprendida, de la nada se acerca a mí y me abraza. No supe cómo reaccionar, como siempre. Me quedé petrificado.

-Sos algo raro, pero me caés bien. -Me dice con una sonrisa en su cara.

Anonadado, nervioso y sin poder demostrar que pensaba lo mismo más que con palabras le respondí:

-Vos también, Carolina. Buenas noches.

Regresé a mi casa a paso cansado mientras pensaba en lo ocurrido cinco segundos atrás. Mi mente estaba en blanco pero me sentía bien. Por primera vez en mucho tiempo tener una conversación y contacto con alguien se sintió genuinamente bien y no como algo por obligación. Cierro la puerta tras de mí y me apoyo contra esta. "Eso fue extraño, pero me gustó", pensé. Cuando me di cuenta tenía una media sonrisa en el rostro. Sentí la calidez de un cuerpo ajeno y recordé cómo se sentía abrazar a Luz. Hace mucho tiempo que no pensaba en Luz sin sentirme triste.

 Entro a mi cuarto y me siento frente a mi escritorio. Prendo la computadora y entro a YouTube. Ignoro las propagandas de campaña políticas y me decido a buscar una canción que ponía siempre que me sentía sofocado. Es una de las pocas cosas que disfruto, me hace acordar a mi hermana y no puedo evitar sentirme nostálgico, aunque en mi cara no haya expresión o facción alguna que pueda demostrarlo. Pongo "All of the Stars" de Ed Sheeran y abro mi cuaderno.

 Tengo ganas de dibujar y dejarme llevar. Aprovechando que tengo la mente en blanco me dedico a dejar que el lápiz se deslice por la hoja sin prestarle mucha atención. Estoy lleno de sentimientos y no puedo plasmarlos de otra forma que no sea dibujando, siendo que ni siquiera me alcanza sólo con dibujar pero algo es algo. Mi cabeza es un lío y en mis dibujos dejo algo de lo que hay en ella.

 La canción termina y decido que mi dibujo también podía darse por finalizado. Estoy contento con el resultado y siento que hoy no voy a tener pesadillas. Dibujé una nena, estaba sonriendo y su pelo danzaba con el viento. Había un nene a su lado. Tenía una pequeña sonrisa en su rostro mientras admiraba a la niña. Recreé una escena con mi hermana, nos dibujé siendo felices, estando juntos. Carolina me recordó a ella, me hizo extrañar sus abrazos pero no me hizo sentir triste.

 Sí, Luz. Te extraño. Pero creo que es hora de dejarte descansar y avanzar sin vos. Siempre te voy a tener en mis recuerdos y eso me llena el alma a pesar de no saber cómo mostrarlo. Creo que Carolina me ayudó mucho y tuvimos un encuentro de lo más simple, me dió curiosidad y ahora quisiera hablarle. Nunca le presté demasiada atención, me abstenía a ignorar a mis vecinos pero ahora quisiera conocerla. Ella me ayudó con un problema mío, ahora quería devolverle el favor.

CabezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora