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Ted no dudó ni un segundo y plantó la palma de su mano en la mejilla de Mike. Le acababa de dar una paliza por haberle dicho aquella frase.

Ted hacía lo que pensaba que era correpto, hacía lo que le había hecho su padre de pequeño y quería que le quedara claro a Mike y continuara así con sus futuros hijos varones.

Pero Mike no quería eso, él sabía que por más que le dijera, no iba ser como su padre, no quería y ya se había dado cuenta que no era capaz, ni aunque quisiera ser como él.

──Nunca digas que prefieres estar con una mujer que con un hombre.──

Realmente Mike prefería estar ahora mismo con un chico, Will. Pero prefería mil veces estar con cualquier mujer que con hombres con la forma de pensar que Ted.

──¿Quién me impedirá decir eso?──

──Yo.── Dijo Ted y volvió a darle una paliza.

Lo único bueno que Mike piensa que tiene Ted esque jamás se atrevería a pegar a una mujer, sea quién sea.

Pero era por eso que Ted era con Mike diferente respecto a educarle, ya que Mike era chico.

──Vuelve a hablarme así y te prometo Mike que cortaré todas las "amistades" que tengas con chicas. Ya que la amistad chico y chica no existe.── Dijo Ted.

"Claro que existe." Pensó enfadado Mike. Pero prefirió no decirlo.

──¿Acaso tú sabes quienes son mis amigas? Si esque ni te sonaba el nombre de Will hace un rato.── Dijo Mike cortante.

──¿Quizá esa tal Max que vino ayer preguntando por tí cuándo estabas ayudando a comprar a tú madre? Que por cierto, ella puede comprar solita. ¿O Jane? ¿No salías con ella cuándo tenías 14? Pero desde la ruptura con ella, no volviste a salir con nadie.── Dijo Ted.

"Te odio." Pensó Mike y se fué muy enfadado de esa sala. Subió las escaleras y llegar a su habitación dió un gran portazo. Puso el pestillo y le dió una patada a su cama. Miró por la ventana, la abrió y antes de subirse en ella le dió un vistazo a su habitación.

No había hecho la cama, no le había dado tiempo. Tenía muchas fotos con sus amigos en los muebles, sobre todo cuándo eran niños, ahora, ya no se sacaban tantas fotos.

Algún juguete que otro, y la vieja caja llena de polvo dónde un día jugaban sus amigos y él con ella a D&D. El juego tenía ya 7 años o más. Había pasado tanto tiempo... eso llenó a Mike de nostalgia, pero rápidamente movió la cabeza hacía la ventana de nuevo, se subió pisando el mueble que había justo debajo y sentado tocó con sus pies las baldosas del tejado.

Se subió en ellas cuidadosamente y iba a saltar, algo que ya estaba acostumbrado ver a Will hacer pero notó como alguien había intentado abrir la manivela, entonces rápidamente volvió a la habitación cuándo tocaron la puerta.

──Michael, soy yo, Karen, tu madre, ¿podrías abrirme?── Mike quitó el pestillo y abrió la puerta. Karen le miró con sorpresa. Acababa de ver la marca de la mano de Ted en la mejilla de su hijo.

Karen, acaricio la mejilla de su hijo y le hizo un gesto para que se sentaran en la cama.

Eso hicieron, se sentaron y Mike miró al suelo.

──Lamento por lo que dijo tu padre.── Dijo alfin Karen.

──¿Porque? Tú no debes disculparte, debe hacerlo él. Hoy me encargaré de Holly, no te preocupes mamá.──

──Pero si Ted te ve...──

──Me da igual lo que él vea o piense.── Dijo Mike y Karen asintió y sonrió mirando a su hijo.

Nuestro secreto. -Byler.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora