1.

2K 189 31
                                    

Perseus Jackson pensaba que su vida no podía ir mejor, tenía una novia hermosa e inteligente, amigos que más bien eran familia, y si todo iba de acuerdo al plan entraría a la universidad de Nueva Roma en menos de un mes, apenas estaban en la primera semana de agosto.

—¿Sesos de alga? ¿Que estás pensando? —le preguntó Annabeth con una sonrisa en sus labios.

Al voltear a ver al resto de la mesa, se dio cuenta de que sus amigos también lo veían con una sonrisa burlona, al parecer se había desconectado por completo de la conversación.
Percy tomó la mano de Annabeth entre la suya y le dio un beso en la frente.

—Solo en lo bien que van las cosas y en cuanto deseo que así se queden.

Ante aquella muestra de sensibilidad, los demás borraron sus sonrisas burlonas y pusieron rostros serios.
Jason levantó su vaso lleno de algún refresco.

—Un brindis —comenzó el rubio—. Para que las cosas no dejen de ponerse mejor.

Todos levantaron su propio vaso y brindaron, Percy sintió que estaba en casa con todos sus amigos rodeándolo, incluso Grover estaba allí con su novia.
La razón por la que los dejaban sentarse juntos era porque las remodelaciones se habían comentado en las cabañas, el pabellón seguía bastante demolido y había muy pocas mesas.

Acabaron la cena y se dirigieron a la fogata, cantaron, comieron malvaviscos y todo se sentía perfecto.

Al terminar la noche, cada uno se fue a su cabaña, Percy despidió a Annabeth con un beso y le pidió que se encontrará con él mañana cerca del lago, tenía una sorpresa para ella.

—Buenas noches, Percy —le dijo una voz detrás de él y Percy volteó, reconociéndola al instante.

—Lady Hestia —dijo mientras hacia una reverencia—. Me alegra verla.

La diosa que a pesar de siempre ir por la apariencia de una niña, ahora se mostraba como una mujer mayor, su rostro estaba cargado de bondad y ¿lástima? Creía Percy.

—No puedo hablar mucho, Percy —le dijo Hestia mientras se acercaba un poco más a él—. Estoy aquí para decirte que no importa que tan lejos te encuentres, el fuego del hogar siempre estará para ti, solo tienes que sentirlo.

Con eso, la diosa se acercó y le dio un abrazo, Percy sintió algo cálido instalarse en su pecho y antes de que lo notara, la diosa se había ido.
Se preguntó de que iba todo aquello pero no tuvo mucho tiempo para pensarlo pues lo próximo que supo fue que perdía la conciencia ahí mismo, en medio de las cabañas.

Percy se despertó en un parque.
No era lo más raro que le había pasado pero sin duda era raro.
Miró el cielo y no supo decir qué hora del día era, estaba nublado y no podía ver la posición del sol.
Se enfocó en su entorno y no reconoció el lugar.

—Estamos en Little Whinging, Surrey —dijo una voz detrás de él.

Al voltear, Percy estuvo frente a frente con Hermes, quién le sonreía un tanto extraño.

—Lord Hermes —dijo Percy mientras se ponía de pie y hacia una pequeña reverencia.

—Perseus Jackson, un gusto conocerte —le dijo el dios mientras se acercaba a él, Percy alzó las cejas.

—Ya nos conocíamos —dijo Percy seguro de si mismo, esperaba que Hermes sonriera burlonamente y le diría que era una broma, pero no lo hizo.

—Estoy al tanto de que en un futuro así será, pero en está época es la primera vez que te veo —le respondió el dios con una cara de completa seriedad.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 07 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Harry Potter y el Viajero en el Tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora