Capitulo 2

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—¿Pero qué le ocurre? — pregunta Mike en medio del  pasillo oscuro confeccionado con contrachapado opacado y quebradizo por las llamas, Al ver como el individuo da unos pasos hacia adelante mientras ladea su cabeza sufriendo lo que parece ser unos espasmos involuntarios.

De un momento a otro, paso de moverse como un borrachín, a ser un atleta, cargando contra los bomberos inocentes de su estado, salta sobre Philip quien está al frente  con la fuerza de un defensa de la NFL que hace una dura entrada. Philip cae al suelo de espaldas. Todo ocurre tan de prisa que Mike y  Bob quienes están más cerca no les da tiempo a actuar.

    —¡Ahh! ¡Quítenmelo de encima! —Grita Philip mientras forcejea con el sujeto que aterriza sobre el como si fuese su presa emitiendo gruñidos, apretando los dientes a manera de Carnívoro en plena caza, sacude su cabeza mientras Philip sostiene su cuello y avienta sus brazos como intentando arañarlo, sus uñas resbalan por el traje plateado del bombero.

En la fracción de segundo que transcurre hasta que Mike cae en la cuenta de que aún sostiene El hacha de medio metro, reacciona y le encaja un golpe con el mango recubierto por una goma amarilla para brindar un mejor agarre justo en la quijada que despega al enfurecido sujeto del bombero unos metros, avienta el tapa bocas que tenía, el hombre abre tanto la boca de una forma aterradora que parece que se le vaya a desencajar la mandíbula. Mike contempla la horrible imagen del interior de la garganta de la criatura.

—¡Ha enloquecido! —Insinúa Marcos tembloroso mientras ayuda a levantar a su compañero, ve como el joven hombre rezonga con una mirada de hambre Insaciable, los labios curvados y los incisivos expuestos, sus glándulas salivares no dejan de excretar fluido, clara mente el golpe que le propino Mike con su fornido brazo de leñador le ha roto la quijada, a pesar de eso no presenta síntomas de dolor, parece haberlo enfurecido aún más.

— ¡Sosténganlo! — masculla Philip.

Bob se acerca y le sostiene por la espalda con dificultad, le implementa una llave de lucha que recuerda de sus entrenamientos en la preparatoria, el único deporte que ha practicado en su vida, trata de inmovilizarlo sosteniéndole los brazos, pero el hombre se retuerce con mucha fuerza, lidiar con los 110 kilos de grasa en el cuerpo de Bob no es sencillo y este joven delgaducho no ha de pesar más de 60 kilogramos, esto no parece un impedimento para hacerle perder el equilibrio al Regordete.

—¡Lo tengo controlado!— Insinúa Bob antes de que el sujeto le empuje hacia atrás haciendo que caiga, sus nalgas amortiguan el golpe y el suelo cruje.

Iracundo fija su mirada en Calvin, el primero que sus ojos logran vislumbrar e instantáneamente se abalanza sobre él antes de que alguno diga o haga algo, no parece importarle que se enfrenta a 5 bomberos fornidos con hachas, de hecho los bomberos están más aterrados que el aparente mente, impulsa a Calvin hacia atrás impactando en una de las puertas del pasillo, estaba atascada con algunas silla y escombros, pero la fuerza con la que colisionan los desplazo y ambos caen en su interior, es una oficina, las  baldosas están rotas y hay tiestos volcados, todas las vitrinas donde quizá habían muestras de laboratorio están rotas y rodeadas de fragmentos de cristal, hay hileras de materiales chamuscados caídos de lado o aplastados por estructuras derribadas y en el oscuro interior los apliques de las luces cuelgan de los cables y desprenden llamaradas.

El hacha que porta Calvin se desprende de su mano al revolcarse por el piso de la oficina y el vidrio de su casco echo para protegerle el rostro y evitar que se filtren gases tóxicos se rompe, a Calvin siempre le ha gustado pelearse, fue expulsado de la preparatoria muchas veces por  armar escándalos, era normal verlo en el suelo de los Jardines riñendo contra algún otro estudiante, verlos derrotados lo llenaba de satisfacción, su padre le enseño a ser fuerte, más que enseñarlo, lo presionó, no se podría esperar menos de un albañil con problemas de embriaguez, pero definitiva mente este chiflado le estaba haciendo morder el polvo y las cenizas literal mente, mientras el edificio se estremece y roncan sus columnas, el individuo gruñe, golpea y araña, ruedan por encima de escombros y vidrios rotos que cortan la piel expuesta del aparente científico, Calvin trata de retenerlo pero es inútil, sus movimientos poco juiciosos y su aparente indiferencia hacia el dolor lo hacen incesante, además, el bombero lidia con el peso de su incomodo traje que definitiva mente no está hecho para una cesión de lucha greco romana, han pasado solo 40 segundos de forcejeo pero la falta de oxígeno y la fatiga se hacen notar.

Necropsia: La muerte no es el FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora