La puerta se abrió de un golpe seco
- ¡¿Qué estas haciendo?! -
Esa voz, esos pasos rápidos y pesados, sintió como se le paraba el corazón y un escalofrió le recorría la espina dorsal
¿No estaba la puerta cerrada con llave?
Sí
Entonces ¿Cómo entro?
¿Qué hacía él aquí?
¿Por qué ahora?
¡¿Por qué él?!
Abrió la boca, con los ojos desorbitados trató de articular alguna palabra, pero solo salió de sus labios un sonido ahogado.
- ¿Qué estas haciendo? - repitió, ahora con un tono de voz suave y con un ligero baño de preocupación, cada vez más cerca de su cuerpo inmóvil.
El pequeño hilillo de lágrimas que desendia por sus mejillas a causa del dolor, rápidamente se convirtió en un rió desbordante al ver al otro a tan solo unos metros de él, las gotas no dejaban de caer de sus ojos, cálidas y saladas lágrimas que golpeaban sus palmas rojas y ardientes. Estaba avergonzado, de su garganta no salía palabras o sollozos, pero sus ojos no dejaban de llorar y sus heridas no paraban de sangrar, un par de cristales cayeron de sus manos, transparente pero manchados de carmín oscuro.
El mayor se detuvo frente a él y se arrodillo, junto a vidrios rotos, sangre y lágrimas que se mezclaban sobre las baldosas del suelo.
Tomó sus muñecas; dejando las palmas del peli castaño hacia arriba examino con detalle cada una de las laceraciones, levantó la mirada y capturo sus pupilas con las propias.
- Y..o...lo siento...- soltó al fin con voz quebradiza y ojos vacíos, apesar de estar a solo unos centímetros el uno del otro, él se veía tan lejos, tan perdido en la nada, inconsciente de lo que estaba hacíendo e incapaz de responder algo solido fuera de ese confuso "Lo siento"
- Esta bien, estoy aquí. Estas bien - comenzó el mayor aún sin soltar las manos del ajeno, le hablaba con calma y sin titubear ni un solo segundo, estaba tan seguro de sus palabras como para lograr que el otro las creyera, apesar de que solo eso fueran, palabras (En lo que se prometío nunca volver a creer). Con cada palabra los cristales rotos fueron cayendo de las manos del castaño de forma involuntaria a causa de la forma lenta e inconsciente en la que abría sus dedos y temblaba.
- Suelta eso - el oji esmeralda tomo entre sus manos los temblorosos dedos del menor, con un tacto suave y cálido.
Ese simple acto pareció hacer "clic" en algo dentro del castaño, sus pupilas se ensancharon y ahora estaba consiente de si mismo, de lo que hacía y.... de quíen tenía frente suyo. De forma inmediata tiró al suelo todos los trozos irregulares de vidrio que se habían incrustado en su piel, llenando del cálido fluido sanguíneo que desendía de sus heridas las manos del mayor.
Un sollozo ahogado y lastimero subió por la garganta del menor, sin más; su hecho a llorar en el pecho del peli ámbar. Aferro sus brazos al cuerpo ajeno y apretó entre sus dolidos dedos la tela de la camisa, empapando su pecho de lágrimas amargas y sus omóplatos de sangre caliente.
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Cristales Rotos
Teen Fiction"No necesito la ayuda de nadie. Yo mismo encontrare la forma de reparar estos cristales rotos en los cuales se ha convertido mi alma..... No necesitas venir.... por favor no.... con tu presencia...todo se vuelve confuso. Todo lo que estuve construye...