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Su vida se había tornado monótona y sin sentido, tal vez, sí, haya alcanzado sus metas y sus sueños pero de entre todos sus amigos él era el único que se encontraba a tonos gris oscuros o suaves, entre blanco y negro. La resignación crecía a cada momento, no poder reconocer los tonos pastel de los colores en la vida, a ver parejas compartir el color de las cosas, el de sus ojos, sus labios o su piel.
Estaba resignado a no encontrar a su alma gemela.
Ahora, caminaba con carpetas en mano con dirección a lo que sería su nuevo empleo. Él se había graduado en Marketing y Publicidad, pues aunque no pudiera distinguir cualquier color, era creativo en sus ideas y bocetos pues muy en su interior sabía que ansiaba descubrir los colores por su cuenta.
Y vaya que conseguir una vacante en una de las más grandes editoriales en revista de New York no le fue sencillo. Claro que también admitía haber recibido un poco de ayuda por parte de su mejor amigo, pero eso no le quita el mérito.
Con los nervios estrujando su estómago camino a paso decisivo, iniciaría con el pie derecho.
Solo esperaba tener suerte.
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Era la milésima vez en la que quería rodar los ojos, bufar e ignorar a Marcela, una chica que a simple vista se veía gentil y carismática.
O bueno eso era hasta que la dejabas hablar, llevaba casi toda su jornada hablando. Bueno no es como si él no hablará o socializara. Solo que el tema de "la explosión de colores" le era incómoda e innecesaria.
—Es algo tan... exorbitante, como si una chispa recorriera tu interior y estallara en el momento exacto en que...— Marcela era la que se encargaría de su supervisión en cuanto a la matiz de colores en sus bocetos para la próxima campaña publicitaria. Niall se perdió en lo último que dijo su compañera, porque él siempre había preguntado a sus amigos como se siente y solo respondían.
"Ni, es solo un cosquilleo pero es distinto para cualquier vinculado"
Él sabía que no daban detalles porque no quería hacerlo sentir mal pues todo tenía un límite y encuentra a tu vinculado solo es antes de cumplir los veintidós años, Louis su mejor amigo encontró a su alma gemela a los veintiuno, un chico de ojos castaños más chico que su amigo mientras que Shawn lo encontró cuando apenas había cumplido los diecisiete. Niall era el único que no sabía en donde estaba su destinado, él ya tenía los veintiséis.
Sus ánimos decayeron el día en que cumplió los veintitrés años.
—...no estas vinculado ¿cierto?— pregunto Marcela haciendo que Niall regresará de su torbellino de pensamientos.
