Prólogo

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El panorama estaba completamente en silencio. Nada se movía, no se oía nada mas que ese tenebroso silencio. Las casas de madera y piedra con techos de paja se tambaleaban al son del viento, los caminos de tierra eras tristes y solitarios y de la gran fuente con una estatua de Arceus en ella el agua había dejado de brotar.

- Nos habían mandado un mensage diciendo que había problemas, venimos a investigar y nos encontramos con esto, paz y tranquilidad. Aquí solo hay silencio. – decía Watchog.

- Demasiada tranquilidad. – replicó con su habitual tono monotono Munna. – Tú tienes una vista excepcional. Tienes que haberte dado cuenta de que hay algo fuera de lugar.

- Claro, solo hay paz y silencio, cosa no habitual.

- Eres demasiado orgulloso para ser un explorador. – observó Munna

Watchog se enfadó y intentó replicarle, pero Munna volvió a atacarle con desgana. Watchog se alejó indignado hasta el pueblecillo y miró por una ventana. No pareció sorprenderle lo que vió. Y en la siguiente casa tampoco, y también en la otra, nada le sobresaltó. Volvió a donde estaba Munna y le preguntó:

- Oye Munna, ya que tu eres la lista dime, ¿porque todos duermen? – dijo sarcasticamente.

- ¿Duermen? – repitió – es raro. Aquí hay muchas posadas porque se encuentra el altar de Arceus, muchos pokémons peregrinan hasta este pueblo. Que no haya nadie en la calle a medio día es practicamente, imposible.

- ¿Ya es medio día? Desde que entramos en esta región esas oscuras nuves no dejan pasar ni un ápice de luz. Y con lo oscuro que está seguramente se piensen que es de noche... – mientras pensaban sus sombras empezaron a danzar a voluntad, se movían y moldeaban hasta que una cosa emergió de ellas. Munna se dió la vuelta, su cara se deformó por el pánico, retrocedió y al verla Watchog se extrañó. Entonces la piel de Munna se hizo rosa fucsia, y su cuerpo empezó a alargarse hasta desaparecer. Se había teletransportado. Watchog temblaba sin saber porqué, vaciló y al girarse se estremeció, y en un instante ya no habia nada, ni sombra, ni ruido, nada. Watchog estaba en el suelo bocabajo. No habia Pokémons, no habia nadie, no habia vida. Solo era un pueblo fantasma.

Escondido tras unos arbustos habia un pequeño Seedot que lo habia visto todo, pero tenía que huir, tenía que contarle a alguien lo que acababa de ver, pero de repente dos manos se pusieron sobre sus hombros, demasiado tarde. A causa del miedo Seedot usó destello cegando a su agresor, y aprobechó la confusión para huir.

- No puedes huir, - oyo una siniestra y grave voz tras él. – yo estoy en todas partes. – acabó con una risa malefica y espeluznante.

Tenía que decirle a alguien qué había pasado, y sabía perfectamente a quien tenía que acudir, a un gremio de investigadores Pokémon.

Pokémon mundo misterioso: exploradores de lo desconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora