noya, tanaka.

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Las eternidades eran confusas, lo eran para Kageyama, porque nunca duraban tanto como se prometía. O quizás sólo eran sus eternidades las que no duraban tanto. Como aquella vez cuando dijo que ya no maldeciría más, pero al día siguiente lo hizo cuando se golpeó el dedo del pie con el estupido, maldito y horrible tocador de su madre (citando sus palabras), o como cuando juró que no volvería a reprobar un examen de inglés en su vida, pero falló los próximos cuatro que tuvo. Esa clase de cosas, para Kageyama no duraban las eternidades que él juraba que lo harían.

Kageyama recuerda, vagamente pero lo hace, que la primera vez que vio a Hinata juró que lo odiaría por toda la eternidad. Pero nunca lo hizo y honestamente, jamás lo haría. No era posible odiar a alguien como Hinata, porque era esa clase de personas que conservan ese brillo en sus ojos con la promesa de que no descansaran hasta el día en que vean sus sueños cumplirse. No podías ni siquiera ignorar a alguien como Hinata. Cuando entraba a una habitación todos tus sentidos eran automáticamente atraídos por él; tus ojos captaban cada pequeño movimiento que hacía, tus oídos prestaban atención cautelosamente, tus labios no podían dejar de necesitar ser hidratados mientras tu respiración era robada, tus manos temblaban y tu cabeza daba giros y vueltas logrando desestabilizarte por completo.

De acuerdo, probablemente, todas esas cosas solo le sucedían a Kageyama.

Como no le era posible odiarlo, se dijo así mismo que con soportarlo bastaba. Solo tenía que aguantarlo durante las prácticas de voleibol y las cosas marcharían bien, ¿quien iba a saber que también estarían en el mismo salón de clases, y que de hecho, terminarían siendo buenos amigos?

Amigos, ¿qué hay de malo con eso? Ciertamente, nada. Si tan solo los sentimientos que Kageyama tenía fueran de amistad y solo de amistad, todos sus problemas se reducirían a cero. Pero no había nada más difícil para él que intentar ponerle una etiqueta a sus emociones, deseaba simplemente poder lidiar con ellas sin necesidad de entenderlas, pero tenía que hacerlo, si quería volver a hablar con Hinata de la manera en que solían hacerlo. Aunque últimamente no hablaban nada. Ni siquiera se miraban a los ojos y a los dos se les daba muy bien fingir que la existencia del otro no era real, a pesar de que todo su cuerpo era consciente de cuando el otro estaba a más de seis metros lejos de ellos. ¿Cuanto tiempo llevaban así, de todas maneras? ¿Una semana, dos? Kageyama se deslizó hacia el suelo mientras un suspiro salía de su boca, no pretendía ser dramático, pero así fue como Noya y Tanaka lo percibieron. Ambos chicos se miraron por largos segundos, dispuestos a irse sin decir nada, porque dando consejos no servían ni como entrada, pero no podían ignorar a Kageyama solo así como así. Era un chico serio, si, y reservado. Sin embargo, habían sido días duros para él y se notaba en el reflejo de sus ojos. Parecía como si el alma se le estuviese escapando por cada poro de su piel. Su caminar encorvado y su falta de energía en cada pase también, ah, todas esas cosas pues. Los dos sabían que eran síntomas y signos de un enamoramiento. Poco sabían de hecho, pero de algo tendrían que servir sus múltiples fracasos.

Tanaka infló su pecho con una larga respiración y se paró recto, caminando directamente hacia donde estaba el menor. Kageyama ni siquiera se dio cuenta, demasiado ocupado martirizándose por las decisiones torpes de su vida, por lo que Tanaka lo golpeó con la punta de sus zapatillas hasta que el otro elevó su mirada con cierto desinterés. Tanaka casi cae al suelo cuando los ojos de ambos se cruzaron, ¿acaso Kageyama había obtenido un buen sueño estos días? Parecía haber envejecido por lo menos unos diez años.

"Amigo, no es por ánimos de ofender, pero te ves peor que la caca embarrada en la suela de mis zapatos que esta mañana pise". Noya casi estrella su cabeza en el suelo repetidas veces cuando escuchó lo que el rapado soltó, sin siquiera un ápice de delicadeza, ¿porque justo a ellos dos les tocaba animar a Kageyama? ¡Eran terribles dando consejos!

boy friend (kagehina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora