2 COOL 4 SKOOL | Antología pt.1 |

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Like It (Estásmás guapo después de que rompimos, chico lindo)

                    » JiKook— JiMin!Centric. angst. fluff.

Warning: Toxic behavior.

×××

febrero

JiMin no era capaz de sentir nada.

De la cabeza a los pies. Nada. Ni frío, ni dolor, ni miedo.

No quedaba nada. Sólo vacío. Un vacío tan profundo que no le dejaba ser capaz de reaccionar.

Se suponía que acababa de tener un orgasmo, pero no podía sentirlo. No había placer. No notaba el cosquilleo propio del clímax, recorriendo su cuerpo de arriba abajo. No notaba su cabeza llena de algodón, ni el ruido estático en sus oídos, ni la sonrisa estúpida que se le quedaba en los labios.

No había nada. Sólo vacío.

Se encontraba tumbado en su cama, mirando al techo. Las sábanas estaban hechas un lío a sus pies; su pelo rubio enredado en propios sus dedos, esparcido sobre la almohada; su cuerpo desnudo diseminado sobre el colchón, sabiendo perfectamente que sus brazos y sus piernas estaban allí, pero incapaz de sentirlas, incapaz de moverlas...

No podía sentir nada. Sólo vacío.

Lo primero de lo que fue consciente fue de las lágrimas.

Gruesas e impotentes lágrimas que se derramaban de sus ojos sin ser capaz de detenerlas. A juzgar por la humedad de la almohada, hacía tiempo que estaba llorando.

Acto seguido, el dolor lo golpeó con tanta fuerza que un alarido desconsolado se alojó en su garganta, mudo, afónico, terrible. Lo estaba consumiendo por dentro, como si hubiera tragado ácido, pero era incapaz de liberarlo, era incapaz de dejarlo ir, porque lo merecía. Se merecía aquel dolor, aquella tortura. Se merecía todo lo malo que pudiera pasarle en la vida.

El vacío comenzó a llenarse con dolor. Un dolor tan intenso que mantenía a JiMin paralizado, exánime, casi muerto.

JungKook.

JungKook también estaba llorando. Sus sollozos eran lo único que se escuchaba en la habitación, mientras que JiMin lloraba en silencio, cada uno llevando su dolor de forma diferente.

Lo único que JiMin podía ver de él era su fuerte espalda arqueada hacia adelante, cada musculo tenso y marcado, abrazándose a sí mismo, consolándose porque ambos sabían que JiMin no podía, ni debía hacerlo.

Aquella había sido la última vez.

Ninguno de los dos lo había dicho con palabras, pero JiMin lo sabía.

Una sensación amarga como la bilis se instaló en su interior, al lado del vacío y el dolor al darse cuenta que no habían hecho el amor. Había sido sólo sexo. Sexo enfadado, crudo y descarnado. Besos que no habían provocado placer, si no dolor por la fuerza que imprimían, tratando de imponerse el uno sobre el otro, como si intentasen demostrar que el que lo dominase era el que llevaba la razón.

Ninguno lo había disfrutado, JiMin podía decirlo con seguridad a juzgar por los cardenales que se estaban formando en su cuerpo, alrededor de sus caderas, sus hombros y sus muslos, sus músculos susurrando un dolor sordo por el sobreesfuerzo y la agresividad con la que habían sido tratados.