XVI

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Destellos que iluminaban tus ojos, aquellos que despertaban en ti una sonrisa que perdida me mostrabas junto las palabras que se perdían en la lluvia y el viento, que sublime las arrojó al río por donde pasabas.

Cuando me miras, tus ojos, tan oscuros como azabache y tan profundos como el mar, se reían avergonzados y que con aflicción miraban a este par igual de ordinario.

Me perdí como en un laberinto de rosas lleno de espinas que me herían, me lastimaban y que apesar de eso, amaba.

Cuando Quiera LlorarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora