Primera parte

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Capítulo 1

Sumergí de nuevo  la cabeza en el agua para aparte de poder observar que todo estaba muy claro, perderme del mundo. Me encontraba de vacaciones, adentro de una alberca en forma de triangulo, había mil personas, lo más raro fue que no encontré el fin de la playa, quiero decir, solo había arena, la alberca, alrededor de ella unas sillas, y el cielo. El cielo era completamente azul, sin nubes. Levanté la cabeza para abastecer mis pulmones de oxigeno y me volví a sumergir, me encontré a Dayis nadando también por la alberca, mientras yo estaba ahí varada en la profundidad ella se me acerco con una sonrisa, traía traje de baño azul completo, con unas flores amarillas. Salí del agua junto a ella, nos sentamos al borde de la alberca para platicar.

–Hola – dijo.

–Hola.

–Nunca pensé que encontraría a alguien en estas vacaciones.

–Yo tampoco

Desvié la mirada, como si al empezar a hablar un vacio me invadiera.

– ¿Tú eres de familia Sotom?

Voltie rápido y sorprendida, la pregunta me había caído de golpe.

–Sí ¿por qué lo preguntas?

Sotom era un ser todopoderoso, un dios amigable y amoroso, la mitad de los demás no creían en él. Otros sí, como yo, esa era mi religión, y los que creían en él se les conocía como sotoms.

Los ojos de Dayis miraban al suelo, con el ceño fruncido, después parpadeó varias veces y me miro.

–No más – sonrío.

– ¿Y tú? – Pregunté – ¿Crees en él?

–Claro.

Después de seguir hablando de las vacaciones, fue hora de despedirse. Me acosté en una silla azul que estaban alrededor de la alberca y quede en un profundo sueño

Capítulo .2

Soñé que me encontraba en una habitación con paredes de vidrio que reflejaban azul y lo demás era blanco, sumamente blanco, me daba una sensación de tranquilidad, paz, bienestar. Pero en un parpadear de ojos la habitación se encontraba en llamas. Al despertar me encontraba sentada en el piso de azulejo beige de mi casa, recargada en la pared donde se encontraba el baño, a la derecha estaba la pared donde estaba la puerta de mi cuarto, a la izquierda una pared más larga donde estaba la puerta del cuarto de mi hermano y la puerta del cuarto de mis padres, y enfrente de mí las escaleras en forma de forma de caracol. Me levanté haciendo mi cabello ondulado café que me llegaba menos de media espalda para atrás, frote mis ojos hazel y me estiré. Me acerqué a mi cuarto sin pensar cómo había llegado ahí, no veía nada, y no encontraba el interruptor de la luz.

“Que cosa más rara” pensé.

Pau, una amiga, iba subiendo por las escaleras, ella era una de mis grandes amigas, tenía el cabello largo lacio color dorado, blanca, con cachetes y ojos pequeños cafés, y una fina nariz. Estaba corriendo.

– ¿Qué haces aquí? –pregunté.

Puso sus manos en sus rodillas tratando de recuperar el aliento.

–No sé. –dijo confundida, pero no sorprendida.

– ¡¿QUÉ?! ¿Cómo que no sabes que haces aquí? –arrugue mi cara.

–No sé, ya te dije. Desperté en un cuarto muy oscuro, supongo que era mi habitación, vi una luz muy fuerte, y pues corrí hacía ella y vi unas escaleras, entonces supuse que era el cuarto de mi hermana y subí para ver a mis padres, pero cuando aún seguía subiendo la luz se iba apagando así que empecé a ir más deprisa y cuando vi tu cara arriba casi me voy para atrás, la oscuridad empezó a ir más de aprisa y corrí. Viviane, que cosa más rara, parece una pesadilla.

Internum. Dos en uno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora