Capítulo 27
Nadie me espero y tuve yo que cerrar la puerta con seguro, el lugar me daba escalofríos, así que al cerrar la puerta salí corriendo y trate de alcanzarlas, no quería sudar el primer día de clases, así que solo hice una caminada rápida, al menos para saber en que salón deberíamos de ir.
A Lucie se le cayó un cuaderno y aproveche para ir con ella.
–¿Oye tu recuerdas lo de ayer? –pregunté
–¿Ayer.. qué? –dijo bailando
–Olvídalo ¿en qué salón estábamos?
–Vaya, que olvidadiza eres. 15. –me contestó, tan ella como siempre.
Caminamos, el internado era enorme, había muchos edificios, tiendas, gente de todo tipo, altos, enormes, etc. Parecía una pequeña ciudad, había arboles incluso, chicos andando en bicicleta, en patineta. Tuvimos que encontrar el edificio B, donde estaba nuestro salón, para esto buscamos entre 20 edificios, pero todos decían otras letras, algunas indescriptibles para mí. Al final, Onix pregunto en donde se encontraba y descubrimos que el edificio B estaba a unos cuantos metros de nuestro departamento.
Cuando llegamos al edificio B, un rectángulo enorme de color beige, con miles de ventana y una puerta de manera, me dieron nauseas, era muy alto. Cuando abrí la puerta, esta sonaba ya muy vieja, pero cuando entramos había muchísimas cosas que parecían nuevas, había muchas puertas en las paredes que conducían a salones, empezaban por el número uno, luego el dos y así consecutivamente, subimos las escaleras de concreto y hasta el 3 piso en la pared derecha encontramos la sala 15. Cuando la abrimos había muchísimas personas, todos se nos quedaban viendo, sobre todo a mí. ¿Pero por qué? Traía una chaqueta de mezclilla, un pantalón negro con una blusa blanca. ¿Aún tengo esa pinta de Sotom? Aunque debí haber pensando “soy un Sotom y estoy aquí ¿y qué?”, estaba bastante confundida. En el salón, era un cuadrado beige, un típico salón de clases, la única diferencia es que contaba con una gran ventana que daba la vista a todo el internado, podía ver muchos edificios más, podía ver, podía ver cosas horribles también, a veces se me olvidan lo raro que son ellos, podía ver como de repente una parte del internado se convertía en una sombra gris, con grandes laminas de concreto y edificios semi caídos. Seguía observando esa parte. Hasta que alguien toco mi hombro.
–Oye que tanto ves –era un chico de cabello azul, con braquets, era una cabeza más alto que yo, tenía una cara ovalada y unos ojos chiquitos cafés, vestía de cuero.
–Nada. –dije sería, o más bien un intento de seriedad.
–Va, siéntate pues. –dijo. –Simón.
–¿Qué?
–Carajo, mi nombre es Simón. –suspiro. –¿acaso no aprendiste en casa?
¿De qué está hablando este tipo? Así que mejor me di la vuelta y me senté en la otra esquina de ese tal simón.
La maestra o maestro aún no llegaba, así que me quede en la banca esperando a agarrar algo de confianza.
Unos muchachos mayores que nosotros entraron al salón y empezaron a charlar con otros Chervelis del salón, todos de cuero y mezclilla, algunos con braquets, algunos con ojos de color, algunos feos, otros guapos, pero, pero hay uno que me llamó la atención.
Era un chico que parecía acople a ellos, traía un pantalón negro y una camiseta negra, era de piel morena clara, tenía unos ojos de tamaño común café fuerte y labios del tono de su piel, no era el tipo más guapo del mundo, pero vaya que si me llamaba la atención, sobretodo su cabello rojo fuerte, no un rojo tono zanahoria como la mayoría de los pelirrojos, si no un rojo fuego, un rojo llama. Tenía el cabello algo largo como para que se le hiciera mechitas, lo traía partido a la mitad y traía un gorro gris encima.
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Internum. Dos en uno.
מדע בדיוניEn este mundo se separa por países pequeños, donde nadie puede ayudar a nadie de otro país, todo el mundo tiene que lidiar con sus propios problemas, hay alrededor de 1208 países. No hay gobierno, las religiones aprenden a “llevarse” entre sí y crea...