La Doncella del emperador.

《1》

Hay miles de cosas que no se pueden evitar, el amor, la tristeza, la soledad, el desempleo, el miedo, la corrupción, el maltrato, la violencia, el llanto, la risa, la felicidad...la muerte.

Así como morí a los pocos segundos volvi a abrir mis ojos. Era una niña huérfana, unos amables ancianos me criaron como su hija hasta que ellos murieron y tuve que volver a enfrentarme al mundo que me rodeaba.

Pero por suerte a pesar de lucir como una niña tenía la mentalidad de una mujer adulta.

Mis padres fallecieron en la revolución del imperio, al asumir el trono el nuevo y heroico príncipe claude muchas cosas cambiaron. Él lideraba con sabiduría e igualdad, ahora todos tenían los mismos derechos. No hubo plebeyo que pasará hambre desde que claude asumió al trono.

Fue en esa época que ella logró conseguir trabajo en una pastelería, le vino como anillo al dedo. En su vida pasada fue pastelera, el dueño del local amaba sus dulces y por nada del mundo la iba a dejar ir.

O al menos eso pensaba.

-lucy! -la peli naranja salió de la cocina yendo hacia donde estaba su jefe.

Un hombre adulto que había enviudado hace años.

-adivina, conseguí algo que cambiara tu vida para siempre!.

Parpadeo curiosa ante la emoción del hombre.

-mmm, conseguiste más vainilla y cacao?.

El anciano casi se cae de la impresión y luego suspiro divertido. No había nada que hacer con esa joven, ella se conformaba con poco y más si eran cosas de cocina.

La conoció cuando tenía 14 años, sus padres murieron en la revolución cuando tenía 12 años y había perdido sus recuerdos sobre ellos. Unos ancianos la acogieron como su hija y la criaron por 2 años, hasta que ellos fallecieron y ella quedó sola en el mundo. El jefe de la pastelería conocía a los padres adoptivos de lucy así que decidió darle una oportunidad y le dio trabajo.

Hasta ahora no se arrepintió.

Ella demostró sus dotes en la cocina y en esos 4 años su clientela había aumentando y las ganancias también.

-no, pequeña, tengo un conocido en el Palacio Real, que es el cocinero Real, y lamentablemente ha sufrido un accidente, cuando fui a verlo y le llevé uno de tus postres quedo encantado y quiere que vayas a ayudarlo, te darán buena paga, podrás comprarte todo lo que quieras con ese salario.

Sonrio alegré por el nuevo trabajo de la joven, él sabía que le beneficiaba mucho el tenerla trabajando allí. Pero debía de dejarla abrir sus alas y volar.

-"...maldición!, no puedo aceptar, no quiero acercarme al palacio!...mierda" -temblo ligeramente al ver los ojos emocionados y la sonrisa esperanzadora de su jefe.

Ella suspiro y luego le sonrio serena.

-es una gran oferta, pero yo estoy buen trabajando aquí, sé que es una gran oportunidad pero...

-a qué le temes?.

Se exaltó ante esa pregunta y miro al hombre, que la miraba con una sonrisa paternal y amable.

-te conozco desde hace 6 años, eres como una hija para mi, he visto todo tipo de reacciones en ti, sé cuando estás enojada, deprimida o algo te perturba, sé que le temes a algo pero debes de aprovechar esta oportunidad...yo no estaré siempre a tu lado y en algún momento deberás de mantener en pie por tu cuenta a la tienda.

Ella lo miro con tristeza y bajo la cabeza, en algún momento él se iría de su lado y en ese momento la tienda sería suya. Pero necesitaba dinero para mantener en pie la tienda.

-...solo será hasta que se recupere?.

Era peligroso pero si era por un corto tiempo, lo aceptaba. Solo debía de ayudar al cocinero por un tiempo y luego volvería que su vida normal. No?.

-claro!, será hasta que él se cure y luego podrás volver a trabajar aquí.

Le sonrio alegre para luego reír y acariciar su cabello con suavidad.

Albert, siempre era un hombre alegré y amable que alegraba el día de todos aquellos que lo conocían.

-así que tú eres lucy.

Sonrio amable aunque nerviosa ante la mirada fija del cocinero del palacio.

Al otro día de hablar con Albert, fue al palacio para conocer al cocinero. El cual al parecer se había herido la mano con un cuchillo y ahora estaba buscaba desesperado alguien que tuviera un gran dote para que ocupara su puesto.

-...uno de mis chef ocupa el área de comidas saladas, tengo varios chef bajo mi mando que han logrado preparar algunos de mis platillos y que han dejado a gusto al emperador y a la princesa, pero hasta ahora nadie ha a estado a la altura de mis platillos dulces.

Parecía estar orgulloso de que él fuera perfecto en todas los áreas de cocina y que tanto al emperador como a la princesa les gustara su comida.

Aunque ella lo entendía, no había mejor satisfacción que el ver que otra persona disfruté lo que preparaste.

-All me ha dicho que tienes dotes para la pastelería, probé uno de tus platillos y he de admitir que tienes buenas manos, quiero que suplantes mi labor en el área de platillos dulces, solo será hasta que me recupere, te pagaré buen dinero.

Ella se quedó en silencio unos segundos y luego asintió.

-acepto el trabajo temporal, Sir, pero luego de que se recupere volveré a mi trabajo con Albert.

El hombre la miro por unos segundos y luego sonrio levemente.

-veo que no quieres estar aquí, bien...no es de mi incumbencia el motivo por el cual no quieres estar aquí, hoy te tomaré una prueba, tendrás que vivir aquí como ya te imaginarás pero podrás salir al pueblo en tus tiempos libres, las sirvientas te darán el uniforme que deberás de usar....estoy ansioso por ver tu trabajo.

Le sonrio brillante haciendo estremecer a la menor.

Le hacia recordar a su abuelo, el cual fue un gran chef y le enseñó todo lo que sabía. Pero él era alguien extremadamente estricto cuando se trataba de preparar postres.

-"cualquier deidad o espíritu que haya creado este mundo, por favor no dejes que me cruce con el emperador o la princesa (7_7)".

Aunque lamentablemente, para lucy, esa deidad no cumpliría lo que tanto rogó por esos años que estuvo en ese mundo.

Su destino estaba entrelazado a la realeza y ella no iba a poder evitarlo.

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