Parte 1

673 28 30
                                    

Notas: limpiando mi cuarto, me encontré con una libreta llena de historias sin terminar. Así que esta es una historia reciclada. Y, hace poco, tuve la oportunidad de conocer a Sebas (es un amor y un verdadero 👼). Tal vez eso me impulsó un poco más a escribir. Esta parte está centrada en Lorenzo, espero que el plot quede claro. -y eh, no soy una persona religiosa-

°°°

Una de sus alas había sido arrancada como castigo. Existía una sola regla que los ángeles tenían el deber de cumplir. Sin importar qué, enamorarse de un protegido, de un humano, era lo que un ángel jamás debía de hacer.

Lorenzo lo hizo, se enamoró de su protegido.

—Debido a la justicia que por nuestra mano corre, el juzgado, con una decisión unánime, ha dictado lo siguiente: el sentenciado, Lorenzo, a él le pertenece el derecho de escoger su condena— Lorenzo no subió la cabeza, vergüenza y miedo, eran emociones mezcladas en sus facciones. Terror a lo desconocido, a lo que tendría que enfrentarse.

A pesar de todo, a pesar de ser juzgado, Lorenzo no se arrepentía del amor que crecía en su interior por el humano que lo atrapó con una sola mirada.

—Primera opción, para que el sentenciado recupere su lugar como un guardián, el protegido en cuestión, será removido de la vida en la tierra— Lorenzo se levantó, haciendo ruido con las cadenas alrededor de sus pies. La rabia emanaba de todo su etéreo ser. Él no tenía porqué pagar por su error.

—¡NO!— el grito gutural causó que el parlamento lo mirara con disgusto.

—Tranquilizate, no lo hagas peor— Ezequiel siseó en voz baja. Lorenzo lo ignoró. Ezequiel no entendía, no lo hacía. No era culpa de Gabo el haber capturado su atención. Gabo debía de vivir, y luego morir. En un principio, para Lorenzo era suficiente el pensamiento de que él y Gabo morirían el mismo día y volverían a renacer. Porque para eso Lorenzo fue creado, para proteger a Gabo por los siglos y los siglos. 

—¡Yo soy el culpable! ¡Él no tiene nada que ver!

—¡Silencio, sentenciado! O, está vez, la justicia no estará de su lado— el hombre puso orden y Lorenzo se sentó de nuevo— Adelante con el juicio.

—Segunda y última opción, el sentenciado perderá su lugar en el cielo y será desterrado, siendo una de sus alas arrancadas y enviado a la Tierra. Convirtiéndose en un híbrido.

Era obvio que Lorenzo había tomado una decisión, cualquier cosa que no involviera al hombre dueño de su ser, sería lo mejor.

—Elijo la segunda opción— Lorenzo dijo, seguro de su decisión.

—¿Qué estás diciendo, Lorenzo?— Ezequiel lo encaró, pero Lorenzo ignoró el enojo de su amigo.

—El jurado le recuerda que una vez tomada la decisión, no habrá marcha atrás— Lorenzo asintió— Su ala será extraída a continuación. Sentenciado, por favor levántese, y siga al ángel de primer nivel.

Ezequiel le imploró con sus ojos. Fue en vano, la decisión ya estaba tomada. Lorenzo se levantó, preparando a su interior para el dolor que sería infligido.

—Con la decisión hecha, este juicio anuncia su fin.

Ángeles desaparecieron del lugar, volando a sus respectivas labores.

—¿Puedo despedirme de él?— Ezequiel preguntó al ángel y este, asintió— Voy a extrañarte— Lorenzo lo abrazó con fuerza. El iba a extrañarlo también.

Lorenzo y Ezequiel fueron creados el mismo día, provenientes de la misma estrella. No era justo para él ser abandonado.

—Cuidaré de vos. Mantenme en tu mente.

EncuéntrameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora