Notas: está medio editado, lo siento. Le puse a Alfa el apellido del actor, no sé si lo han dicho en la serie. Se suponía que no iba a ser tan depresivo, demonios.
Ulises cambió su posición. Dejó libre el regazo de Alfa, pero no liberó su mano. Lorenzo entendía esa sed de querer tocar al protegido. Mucha veces, Ezequiel lo detuvo. Todavía, esa sed de querer tocar a su protegido, de por fin saborear el momento de ese contacto, no lo dejaba respirar.
—Hay que empezar por el inicio, ¿no?
Era obvio que Alfa no era de esos que hablaba de él, mucho menos para contar una historia de amor. No lo pensó porque Alfa cerró los ojos, pero el chico se veía curtido por dureza. Esa era la noción que Lorenzo tenía de él en la tenue luz, cuando lo viera sin oscuridad y escuchara la historia, descubriría que su noción era correcta.
Al menos, Alfa y Ulises se encontraron y era suficiente para cubrir cicatrices con cariño. Recubrir los recuerdos antiguos con nuevos.
—Vale, fue así...
Quizá, se olvidaron de borrar su memoria. Los nuevos recuerdos estaban allí, mezclados con los de cuando aún era un guardián. En su mente, los recuerdos eran piezas de rompecabezas pero de varios escenarios. No podía dormir y tratar de separar los recuerdos, le causaba dolores de cabeza. Eran tan intensos que lloraba y su mamá tenía que ponerlo a dormir.
Entendía y no entendía. Y, todo eso, era malditamente doloroso.
—Ese no es el inicio, Ulises— Alfa interrumpió el relato. Le hubiese gustado que se saltara esa parte. Haberla escuchado una vez, le parecía suficiente.
Lorenzo aprovechó la pausa. Esa era información que le interesaba. A eso se refería Valentino cuando dijo que híbridos perdían la cabeza. Lorenzo preferiría haber recordado todo desde un principio, que no hubieran dormido a su ángel.
—Ya está en el pasado, tranquilo— Ulises le sonrió.
Alfa y Ulises compartieron un tierno beso. Lorenzo tosió. No podían dejarlo intrigado, dándose muestras de cariño.
—Perdona, me dejo llevar...
El llanto del recién nacido fue opacado por el inminente trueno. Esa debió de ser una señal para saber que la vida de su protegido no sería fácil. Tal vez, tormenta era un eufemismo para una vida de mierda. Una madre adicta más un padre alcohólico no daban un buen resultado.
Pero, el arcoiris era su abuelo. El hombre que lo cuidó hasta sus últimos días y le enseñó lo que sus padres jamás harían. Si no podían darle cariño, ni hablar de educación.
Nunca reprochó a su protegido como muchos angeles habian hecho. Jamás lo haría y fue por eso que siempre llegaba al límite cuando se trataba de protegerlo. Siempre quiso hacer más que lo que su naturaleza de guardián le concedía. Recordaba que era regañado por ángeles superiores cada vez que ayudó a su protegido a controlar su ira, cada vez que se oponía a la labor de los demonios. Él solo debía cuidarlo cuando fuese estrictamente necesario. Desde allí, debió saber que no cuidaba a su protegido nada más porque ese era su propósito de creación. Lo comprobó cuando quiso curar las heridas de Alfa, golpes que fueron causados por su papá, y estuvo a punto de revelarse. No le importaba, Ulises solo quería mostrarle que había alguien que lo quería y siempre estaría allí. Fue así que entendió lo que la palabra que Alfa detestaba tanto, era lo que sentía. Que esa era la razón por la que estuvo en un juicio y fue desterrado.
¿Se arrepentía? Nunca. Tenía la certeza que encontraría a su protegido. Sabía que la mancha en sus recuerdos se haría clara.
Lorenzo entendía el deseo del que Ulises hablaba. Sabía que su protegido tenía pesadillas o que le costaba conciliar el sueño. Ezequiel tuvo que detenerlo antes de que cometiera el peor crimen, mostrarse a un humano. No sabía porque no había sido enjuiciado antes, cuando sus emociones flotaban en el aire. Eso dejaba como teoría que se enjuiciaba hasta que el ángel perdía control de lo que sentía.

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Encuéntrame
Fanfiction[AU- Lorenzo/Gabo] •Donde Lorenzo es el ángel guardián de Gabo.