Capítulo 4

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CONTENIDO +18

No nos podíamos detener. Buscábamos el roce de nuestros labios desesperados, había tanta tensión acumulada desde el primer momento.

Con las manos torpes le quité su abrigo, dejándolo caer a nuestros pies.

Rompí el beso y miré sus ojos, encontrándomelos iluminados, como si estuviera frente a su presa. Entrelacé mis dedos con los suyos y lo llevé a mi habitación.

Lo empujé sobre el colchón con fuerza, y podía asegurar que le gustó. Mientras me deshacía de la camiseta aprovechó y me acercó al borde de la cama con sus manos, apegándome a su cuerpo. La prenda se deslizó por mi cabeza y pude sentir como lamía mi estómago. Me senté a horcajadas sobre él, sintiendo el gran bulto que estaba creciendo en su entrepierna.

—Eres deliciosa. —sus manos acariciaron mi espalda de abajo a arriba parándose en mi sujetador, antes de que lo desabrochara le agarré por los hombros y lo tumbé en la cama recargando todo mi peso en él.

Sonrió ladinamente.

— ¿Por qué tengo que ser yo la única que muestre piel? —se levantó levemente para poder quitarse su camiseta blanca, dejando a vista su piel. Las yemas de mis dedos la rozaron durante un breve tiempo, sintiendo la textura rugosa, y las grapas incrustadas en su quemada piel, sentí como se estremeció por mi contacto. Finalmente llegaron a la hebilla del cinturón.

Los ojos zafiro seguían todos mis movimientos, se dilataron al verme desabrochar el pantalón.

Bajé la prenda inferior. La ropa interior abrazaba su miembro, mostrando perfectamente su silueta. Mi reacción complació al chico que rio orgullosamente.

—El tamaño no sirve de nada si no sabes usarla. —dije intentando provocarle.

—No hables antes de tiempo, heroína. —Dabi bajó la única tela que separaba su pene de mí, liberándolo —. Veamos qué tan buena eres tú.

Trate de disimular mi cara al verlo erecto. En mi mente había vagado la idea de que estaba bien dotado, pero nunca habría imaginado que tanto. Hacía bastante tiempo que no tenía relaciones con nadie, pero no se lo iba a decir, le iba a demostrar lo buena que podía ser.

Agarré su miembro moviendo mi mano de arriba a abajo, masturbándolo. Soltó un pequeño gruñido y echó su cabeza para atrás. Al principio, recorría toda su longitud, hasta que decidí que había que avanzar. Dejé mi mano en la parte baja y posé mis labios en su glande, deposité un pequeño beso antes de lamerlo.

El placer que sentí al escucharlo gemir fue indescriptible. Volvió a levantar la cabeza para verme, sus dedos se enredaron en mi cabellera. Le eché un último vistazo antes de pasar mi húmeda lengua por todo su pene, mientras masajeaba su base.

—Joder...

Sonidos obscenos inundaban la habitación; los gemidos de Dabi y mi lengua contra su piel sonaban al unísono. Me detuve para meterla en mi boca, su tamaño hizo que me costara un poco, pero rápidamente me acostumbré.

Sentí como su mano me empujaba la cabeza, incitándome a introducirla más en mi cavidad. En movimientos circulares lo lamía en mi interior, sin embargo, poco duró cuando empujó abruptamente su cadera, metiéndola entera. El aire me faltaba, intentaba regular mi respiración por mi nariz. Sonrió antes de correrse en mi boca, sentí todo el líquido viscoso, me estaban dando arcadas, me aparté dejando un hilo de saliva y semen.

— ¿Te ha gustado? —no le respondí. Llegué hasta su boca y lo besé, haciendo que él también probará su esencia. Nuestras lenguas juguetearon tanto dentro de nuestras bocas como fuera.

𝙴𝙽𝙴𝙼𝙸𝙶𝙾𝚂 𝚈 𝙰𝙼𝙰𝙽𝚃𝙴𝚂 ¦ 𝙳𝙰𝙱𝙸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora