Capítulo 5

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Recorrí el edificio con la mirada. Ahí estábamos plantados los dos, frente el edificio donde había estado trabajando como chica de los recados. Dirigí mi vista a la entrada, el cristal me permitía ver a la chica que atendía la recepción y al hombre encargado de la limpieza.

—Antes de hacer nada, quiero que ellos dos estén a salvo. —habían sido siempre buenos conmigo, me habían tratado amablemente, y siempre me habían dado esperanzas. No quería que les pasara nada.

Dabi avanzó decidido hacia la entrada, con pasos rápidos logré alcanzarlo. Su semblante serio y decidido me dio una idea de lo que tenía pensado hacer.

—O salís de aquí o morís. —liberó llamas azules en su brazo.

— ¡Salid de aquí! —grité alarmándolos. Al reconocerme salieron dubitativos, sin embargo, al ver cómo las llamas del chico se intensificaban comenzaron a correr.

— ¿Ya hay vía libre? —asentí.

No había citas programadas, e iban a estar todos los compañeros que se reían de mí. Habíamos ido a la hora perfecta, en la hora del almuerzo todos se reunían en la sala de descanso. Iban a hacer un acto privado para honrar la muerte de su compañero. Lo sabía porque incluso a mí me había llegado el mensaje, suponía que todavía no me habían eliminado de la base de datos de trabajadores.

Tomamos el ascensor.

Parecía que iba a trabajar, aunque en realidad iba a hacer algo distinto e inimaginable.

Comencé a estirar mis dedos, preparándolos. Dabi me miró con una sonrisa ladina.

— ¿Estás preparada?

—No lo sé. —me abrazó por la cintura acercando mi cuerpo al suyo.

—No más que los veas recordarás todo, y esa inseguridad se irá. Quiero ver de nuevo a mi ______, llena de rabia y hambrienta de sangre —me besó de manera brusca. Apoyé mi mano en su nuca y le correspondí.

No podía evitarlo, se había convertido en mi droga.

El sonido de las puertas nos avisó de que habíamos llegado a nuestro destino. Se separó y salió con rapidez; estaba ansioso.

Las voces se podían escuchar perfectamente.

—Tan ruidosos. —chasqueó la lengua molesto. A medida que nos acercábamos a la puerta el ruido se incrementaba, sacándome de quicio.

—Voy yo primero. —me abrió la puerta y extendió su brazo invitándome a entrar, lo cual hice con total seguridad. No sabían los que se les venía encima.

Todo el mundo calló al notar mi presencia.

— ¿Has venido a presentar tus respetos? — analicé la sala. Habían hecho un pequeño altar al hombre que el día anterior habíamos matado.

—Por supuesto.

Me miraban expectantes y seguían cada uno de mis movimientos. Los murmullos inundaban la habitación, no decían nada bonito sobre mí. Me planté frente a la foto de aquel asqueroso hombre y junté mis manos en modo de rezo.

—Espero que sufras en el infierno. Pronto te enviaré compañía.

Mi acompañante cerró la puerta dando un portazo, llamando la atención de todos. Se apoyó en la puerta y cruzó sus brazos.

— ¿Qué es esto? —preguntó uno de ellos.

Usé mi Quirk e hice desaparecer la foto de aquel asqueroso hombre.

—Quería haceros una visita con mi amigo. —comenté.

— ¿Amigo? Pensaba que éramos algo más, preciosa. —solté una pequeña risa y negué con la cabeza. Siempre con sus comentarios.

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⏰ Última actualización: Apr 25, 2021 ⏰

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