Hoja II

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Y volvemos con otra pregunta mi curioso amigo lector ¿Cuáles han sido las hazañas?

Y yo le responderé que todo a su debido tiempo.

Tiene que saber que es lo primero que hice para convertirme en toda una celebridad buscada por los policías incluido la Interpol.

Como bien dije con anterioridad en las primeras palabras de escritura. He relatado que quiero ser alguien importante. Para eso me hice monja, sí como lo leyó. Las monjas y los sacerdotes siempre son recordados como las personas más buenas por hacer caridad y ayudar  a los más necesitados . Es un buen comienzo. O al menos eso creo. Lo que no sabía, es lo trabajoso y dificultoso que puede llegar hacer.

A las cinco de la mañana, a más tardar  tengo que levantarme a desayunar y tener seis horas de rezo sin cesar. Y finalmente limpiar.

Rezar no me costaba puesto que el señor es todo para mi y lo mínimo que puedo hacer es agradecer por lo que me da y pedirle más de lo mismo.

Lo que  si me costo y mucho es limpiar cocinar y lavar los trastes, como tantas cosas, dejar todo muy pulcro es muy agotador.

También pensé que sería muy gratificante ayudar a los demás.

Pero mi asombro a llegado a su limite cuando lo ejecute.

Es como si me pícara algo en el cuerpo, era molesto, muy molesto. Fue tan desagradable y aterrador que me rehusaba hacerlo.

Sin embargo  aunque evitara esa tarea. Era algo que no podía eludir con facilidad pues las hermanas demandaban mucho socorro. Y no sólo ellas si no la gente. Me vi forzada a ejercer por supuesta voluntad propia trabajos comunitarios.

Un día soleado con algunas nubes en lo más alto del  cielo. Me he despertado con mucho hostio encima.

Me dolía la cabeza la alarma sonaba y sonaba ese ruido estrepitoso y desesperante, ha generado que desate la ira que se ha escondido en  lo más profundo de mi ser.

Me despierto y lo primero que veo son los ojos verdes de un felino con pelaje negro oscuro.

Aquellos ojos  penetrantes, con la mirada fria, hostil ,no se inmutaba en nada y para nada. Eso producía en mi una vacilación en el estómago un tanto pertubardor.

Esto surgió desde que me mude aqui, no pensé que un gato se alojara en un convento. Pero es algo muy obvio que podría suceder aquello. Aquí tiene comida y techo disponible para  el tiempo que necesite y sin que lo molesten.

Me levanté de la cama y me vestí con los harapos que se encontraban en el mueble.

Deduje que ese pequeño animal ya se habría ido del cubículo sin embargo se situaba ahí....

En el mismo lugar que lo he encontrado hace  escasos minutos. 

Mi paciencia desplomó, la hostilidad se respira en todo el lecho. Lo tome por el cuello y lo arroje a la pared. Para apaciguar el ambiente y estar tranquila nuevamente.

No obstante el animal largó un rugido sonoro de dolor, pero algo no había cambiando en él.

Quizás se veía débil, pero esos ojos verdes penetrantes, desafiantes.  No mostraban miedo ni eludian mi mirada iracunda.

Si no que la desafía.

Una rara electricidad se propagó en todo mi cuerpo y generó algo en mi, desastrozo e impesado.

 Sin pensarlo dos veces me abalance hacía el cuerpecito del felino y lo agarré nuevamente del cuello.

Estrangulo con  tanto fervor su frágil cuello. Que las manos se tornan rosa de la presión que ejercía en el animal.

Pero no me molestó.

Ver su  la última mirada de súplica para que cesará el dolor que ejercía a mis manos contra su suave y peludo cuello. Me aliviaron de un modo indescriptible.

Por fin esos  esa mirada verdosa habia cambiado.....

Cambio por una inerte, e inexpresiva.

Entonces me sentí apacible, la hostilidad se había marchado con la vida del gato y su terrible mirada.

Luego del suceso lo enterre en el patio al costado del jardín donde yacía las hermosas flores de todos los colores de la iglesia.

Como buena cristiana que soy, le di un lecho digno de descanso.

Desde ese día he estado en una nebulosa oscura y densa.

No podía pensar con claridad habia algo que me impedía.

¿Pero qué?

Los días y meses transurrieron sin saberlo.

Hasta que el quince de marzo esa fuerza maligna volvió a mi.

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la verduga de diosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora