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Había estado aguantando todo ese tiempo.

Había aguantado cuándo su madre llegó del trabajo y comenzó a preguntarle sobre la noche anterior, sobre que hacía despierto cuando que ella hubiera dormirdo todo lo que pudiera, sobre por qué parecía tan distraído. Aguantó decirle que había besado a un compañero de clase frente a todos y que tal vez algunos pensaran horrible de él ahora cuándo antes lo hubieran querido o simplemente aceptado, aguantó decirle que él no era como el resto, que era un poco más raro, aguantó contarle que estaba por decirle algo que podría hacer que todo cambiara.  

  Sabía que nada iba ser igual. Ni dentro de él, ni a su alrededor. Algo había sido liberado, y una pequeña parte de él sentía que ahora podia respirar por fin. Como si toda su vida hubiera estado aguantando la respiración. Había aguantando
cocinando junto a ella, y luego comer en el sofá mirando Big Fish, disfrutando de que su madre pudieran tener esos pequeños detalles con él.

   Pero ya no resistía más. Sentía que iba a estallar en cualquier momento,y preferia mantener el control sobre la situación. Asi que mientras repasaba en su cabeza lo que iba a decirle, su madre tomó su plato y lo dejo sobre la mesa para café frente al televisor, y él no estuvo nada preparado cuando le dijo:

- Gareth, es mejor que me digas que está pasando, porque no te veo tan triste hace mucho.

Lo miró con esos ojos oscuros, tan llenos de cariño, pero tan determinados, preocupados por lo que le estaba pasando. Y se sorprendió cuando se dió cuenta que a ella de verdad le importaba qué estaba sucediendo.

- Yo no estoy triste, mamá.

  Lógicamente tendría que haberse dado cuenta que ella era SU madre, y las madres pueden ser el mejor detector de mentiras del mundo.

- Cariño, siempre intente respetar tu privacidad, dejarte enfrentar el mundo cuando tú querías hacerlo, pero.. - Ella acarició su cabello, y él no pudo evitar cerrar los ojos al tacto. Cálido, ella era su hogar. Y él estaba por destruirlo. - Si embarasaste a alguien necesito que me digas.

- Espera ¿Qué?

- Sí, nosotros podemos ayudarla. Sabes como son los padres, como es West Ham. Las chicas tiene opciones ahora y nosotros debemos apoyarla en lo que decida, y yo te apoyaré a ti también y vamos a poder salir...

- ¡No! No mamá, no embaracé a nadie. Eso en realidad no es... No es nada de lo que sucede, y pues, lo q-que pasa es que yo, no-

- Hey, hey. Respira. Tranquilo. Puedes decirme lo que quieras. Estoy aquí. Mirame, Gareth - Tomó su cara entre sus manos, y le sonrió

- Soy gay, mamá

  Lo había soltado como un balde de agua fría sobre su madre. Ni siquiera lo había pensado antes de decirlo. Se sentía un poco libre y muy asustado, pero ya estaba hecho y no podía hacerse para atras.

- Bueno, cariño yo... ya lo sé

Grizz no se atrevió a mirarla hasta que pronunció esas palabras. Su tono de voz había sido tan inexpresivo que no tenía idea alguna de lo que significaba. Se sentía temblar y su estomago dolía como en la mañana, y aumentó cuando ella lo miró con lagrimas acumuladas en sus ojos.

- Me refiero a que yo, sabes las madres tenemos un tipo de instinto, y yo sentía que tenías algo dentro que nunca podías terminar de sacar y...- tomó aire y sujeto su mano - No quería presionarte, y al principio creí que era solo miedo al salir de la escuela pero ahora ya, lo entiendo sabes y cariño...Oh Gareth no
llores, cariño. Yo solamente quería que fueras feliz, y es lo que siempre voy a querer, y en cada paso que des me gustaría estar contigo y tu sabes, te amo, muchísimo y nada de eso va a cambiar. No importa a quien quieras amar, o quien quieras ser siempre que seas bueno y no dejes a tu llorona madre

- Lo siento, lo siento mamá

- No, cariño, ya no debes resistir más

Ella lo sujeto por la espalda, abrazandolo con todo el amor que tenía en el cuerpo. Llorando, por fin tranquila de que nada malo estaba pasandole a su hijo. Grizz por fin pudo respirar tranquilo.