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Capítulo cuatro.
Nuevos conocidos y actividades.

Algunas semanas habían transcurrido desde la llegada de los dos amigos, que no paraban de llegar ala oficina de la directora, por cada broma o discusión que causaban y esta ya estaba harta, no tenia ni una idea más en su cabeza para que estos se comportaran y no quería decepcionar a su amiga diciéndole que lo mejor era el servicio militar.

Suspiro pesadamente al ver les la cara por quita vez en el día ||— ¿ahora que han hecho? _|| pregunto sobando su sien, concentrada.

||— Eso me ofende _|| se pudo ala defensiva el castaño, causando la risa del acompañante, que solo se lanzó en la silla.

||— En realidad, nada _||  dijo acomodando sus pies sobre el escritorio, causando una impresión en la directora ||—Solo estamos aburridos~.

||— Hemos acabado las pruebas que nos dieron los gritones _|| hablaron ala par, uno mirando el techo sobre la cómoda silla y el duro escritorio, y el otro tirando los dardos del tiro al blanco, dando al punto exacto.

La mujer tiro su frente en el escritorio cansada ¿qué se supone que haría con esos muchachos? Había intentado de todo y había conseguido nada, tiro por error los pocos archivos del lugar, observando así las invitaciones del año pasado a los juegos inter-escolares.

De un buen golpe salio de su asiento, recogiendo los papeles y mirando a ambos presentes con cara endemoniada ||— ¿han pensado en entrar algún club? _|| cuestiono ensanchando su sonrisa.

||— No _|| respondieron indiferentes y continuaron con lo suyo.

¡En el blanco! pensó ilusionada, por fin podría gastar la energía de tan rebeldes jóvenes.

Las puertas del gimnasio se abrieron dejando entrar ala directora y a sus dolores de cabeza. Dentro de este, se encontraba el equipo de basquetbol entrenando, en un juego bastante avanzado, por lo que parecía.

||— Aquí están los horarios de todos los clubes que entrenan hoy _|| entrego los papeles y les obligó a sentarse en las gradas ||— Pueden observar cada una de las practicas y luego inscribirse a cuantos quieran y si son todos, por mi mejor_|| termino de decir y salio corriendo, como si temiera que los chicos reclamaran, se acababa de deshacer de un problema, ya después vería los problemas de la ira y que llevaran el uniforme adecuadamente.

Ambos cruzaron miradas y alzaron los hombros sin importancia dedicándose tan solo a mirar el juego. Los minutos pasaron y ambos no se habían movido ni un solo centímetro, debido a que ambos amaban ese deporte, con única diferencia de que el castaño prefería solo los tiros libres y lo jugaba a manera de tranquilizar se cuando había problemas en su casa. La pelota llego a las gradas, por lo que notaron la presencia de los sorprendentemente callados jóvenes, ambos se miraron confusos por su tan callada actitud, en un rápido momento el pelinegro tomo la pelota y sin importancia la lanzo al aro, atinando al instante a pesar de tan larga distancia. Los jóvenes se miraron curiosos y se acercaron, dandi así el juego por acabado.

||— Ese fue un buen tiro _|| le alago uno de los integrantes, que miraba a ambos tratando de reconocerles, pues sentía a verles visto antes.

||— Si no me dices ni me entero_|| le respondió recargando se codo en el hombro del castaño que solo rió ||— Juegan bien, yo pensaba que solo se sentaban a presumir sus caros uniformes _|| le dijo a su amigo sin importar que los demás estuvieran presentes, este volvió a reír.

||— Los riquillos son una especie tan curiosa _|| continuo explotando su anaranjado chicle ||— me sorprende que no estén en un libro_|| ambos rieron como desquiciados, mirándose como si no hubiera nadie mas que ellos.

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