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Capitulo Seis:
Chicos "rudos"

Viernes por la tarde en aquella prestigiosa escuela. Los que vivían cerca iban con sus familiares y los que no, preferían quedarse a pasear por las instalaciones, que casi se encontraban bacías y eso era algo sorprendente, pero agradable. Por otra parte, dos jóvenes muy amigos estaban platicando plácidamente, aunque de verdad planeaban cómo enamorar a los nuevos.

||— ¿Ninguna idea? _|| pregunto a su acompañante, mientras se lanzaban mutuamente la pelota que él castaño le había regalado a su amigo, pues esta había sido tocada por su crush y se había vuelto una colegiala enamorada al saberlo.

||— Ni una sola, ¿y tú? _|| le miro tumbado en la cama, mientras giraba en la cómoda silla.

||— No... O bueno sí _|| consiguió una mira atenta, por lo que continuo ||— Bueno, a ellos les gustan los chicos como Deneb y JeonMin, ¿cierto? _|| su amigo asintió, atento ||— Entonces pensé, ¿que tal vez podríamos ser como ellos? _|| el contrario, murmuro un confuso ¿Rudos? ||— ¡Sí!

Ambos se miraron en un gran silencio, obteniendo así miradas cómplices. Para después, ambos correr a sus correspondientes roperos, buscando de manera desesperada algo que les sirviera.

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Ala mañana siguiente, cuatro chicos caminaban "tranquilos" por los pasillos, poco poblados, de la escuela.

||— ¿Quieren cerrar la maldita boca de una buena vez? _|| soltó él pelinegro molesto. Llevaban siguiéndoles desde temprano, y no se podía decir que habían tenido buena noche, lo único que querían en esos momentos, era desayunar en absoluto silencio, pero claro, esos idiotas tenían que seguirles.

||— Oh, vamos Dae, no seas un amargado _|| continuo el pelinegro más alto, quien recibió una mirada molesta del menor.

||— Nadie tedio permiso, siquiera de llamarme por mi nombre _|| siseo, molesto, mientras le tomaba por la playera y le agachaba a su altura ||— así que calla, o terminaras siendo la nueva bandera.

||— Hey, no seas tan pesado _|| sonrió de manera sínica, mientras se soltaba ||— Ah Stil no le molesta _|| volvió a sonreír, mientras le revolvía el cabello al castaño de menor estatura. 

||— Sí, si me molesta _|| retiro de golpe la mano del intruso y coló un nuevo chicle en sus labios ||— Solo estoy esperando, a que mi paciencia se agote y mandarte directo al otro mundo, para que los gusanos y almas, puedan disfrutan de tu golpeada piel y quizás darte otra oportunidad de vivir, para que yo pueda devolverte de una sola patada.

Los tres le miraron en silencio, parpadeando de manera sincronizada, sin despegarle la mirad de enzima.

||— ¿Qué? _|| les miro, explotando el amarillento chicle.

||— Nada _|| soltaron en coro. Siendo uno de los mayores, el primero en hablar ||— Pero ellos tienen razón, Deb... No deberías llamarles; Dae, Stil o Linduras _|| los "nombrados" asintieron ||— ¿No ves que les gusta más que les llames pitufos? _|| soltó tras un pequeño silencio, que fue seguido por carcajadas y un choque de palmas por parte de los más altos. 

Pocas quejas se escucharon, cuando el rostro de ambos se estrello contra el suelo, seguido de duras patadas en el vientre.

||— ¿Felices? _|| pregunto al verles llorar, estos soltaron un simple , mientras se recuperaban ||— ¿Y tú sigues con paciencia? _|| miro a su gran amigo, que solo se encogió de hombros, apunto de hablar cuando las puertas del pasillo se abrieron, dejando ver a dos chicos de ropaje rebelde, que lanzaron lejos a los primeros jóvenes que se les cruzaron de frente y tiraron los libros que un par de chicas llevaban.

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