Días Grises

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Hace unas semanas había cumplido 16 años, pero la memoria de ese día estaba tan fresca, era como si la estuviera viviendo otra vez.

En aquel gris día sus padres se habían olvidado completamente de él, dándole tan solo un abrazo y el típico "Feliz cumpleaños". Ese día sentía la soledad reinaba en el lugar al que desde hace unos cuantos años atrás ya no podía llamar hogar, aquella agradable calidez que se sentía se había esfumado junto con la paz que habitaba siempre en aquella casa.

Mientras subía las escaleras para llegar a su habitación pensó que este era el tercero, el tercer cumpleaños que parecía que no existía, que no importaba. Al llegar allí el castaño se tiró en su cama sin ganas de nada, ni siquiera para desayunar.

Con la mirada apagada, busco en su mesita de noche uno de esos libros para adolescentes que tanto disfrutaba leer, era de esos típicos libros en donde la pareja principal y lo que les pasaba, te hacía sentir que tu vida amorosa, si es que tenías, era una mierda. Aquella pareja tóxica que se pintaba como lo mejor del mundo en el libro y sus vivencias hacian sentir a Miguel inconforme con sus casi nulas experiencias.

...

-Ahora que lo pienso- dijo el castaño dejando de narrar su historia -fui bastante egoísta con mis padres en este aspecto, si, no del todo, pero lo fui.

Todos vieron como Miguel dirigió su mirada a la noche estrellada.

-Ahora que se que es trabajar y pienso en esos conflictivos momentos de mi juventud me doy cuenta que mis padres me dejaban a la buena de dios por dos razones: la primera es que buscaban darme una buena vida y la segunda era que sus jefes eran una mierda- Mike guardó silencio por un momento -supongo que ahora eso ya no importa.

...

Eran más de las doce del medio día.

Los ojos del chico estaban rojos e hinchados de tanto llorar por lo que para aliviar eso fue al baño a lavar su rostro con agua fría. Después de hacerlo se quedó parado frente al espejo.

-Me veo patético- se dijo después de ver su reflejo.

La verdad odiaba bastante verse de esa manera y sentirse de esa manera. Solo quería que volvieran los momentos felices que vivió en el pasado, momentos que se esfumaron de repente, pero que ante su mirada no pasaron desapercibidos. Miguel vio atento como el como la calidez y alegría que tenía su hogar se iba a desvaneciendo de a poco hasta llegar a este momento donde parecía que el su vida solo reinaba la soledad.

El chico miró con atención a su reflejo, tenía unas ojeras poco pronunciadas, su cabello castaño y rizado estaba desordenado, y sus ojos cafés poseían aún un toque de tristeza. Ante eso decidió una vez más tratar de animarse pues sabía bien que si no lo hacía él nadie lo iba a hacer.

-Feliz cumpleaños, Miguel- pronunció para el reflejo del espejo -Ya verás que el próximo año va a ser diferente, papá y mamá van a pedir el día y pasarán con nosotros, iremos al parque y miraremos las estrellas bajo el árbol que tiene la altura perfecta, ese que está en el centro ¿lo recuerdas?.

Una suave apareció en su rostro ante la posibilidad de que eso pueda pasar el año siguiente, aunque en el fondo sabía que nada de eso era cierto, ese discurso frente al espejo se lo decía desde hace tres años el mismo día y cuando su cumpleaños llegaba al final nada de eso pasaba, simplemente era otra mañana en soledad ese día que alguna vez fue especial.

[...]

Eran las diez de la noche y sus padres no llegaban.

Miguel había preparado una cena familia para su cumpleaños, quería comer con ellos y olvidar que había estado solo todo ese día.

Solo quería pasar una vez más en familia.

[...]

Eran las once y aún no llegaban.

La comida ya estaba fría y lo único que el castaño hacia era mirar con tristeza la vajilla vacía que estaba frente a él.  Con la mente perdida en sus dulces recuerdos, se mantuvo esperando sentado en el comedor hasta que sonó el teléfono, aquel inesperado tono hizo que diera un pequeño brinco antes de contestar.

-Miguel, en mi bolso hay dinero para que compres cualquier cosa, volveremos pronto.

Y la llamada se cortó.

Miguel miro con furia la mesa, ¿habia pasado tres horas haciendo eso para nada? La rabia dominó su mente y gracias a eso tiro todo al suelo rompiendo la vajilla, las copas, aquel bello florero que había puesto en el centro y las rosas que estaban dentro de el fueron pisoteadas por el chico.

-Maldita sea.

En ese instante decidió que tenía que tener un cambio en su vida.

No más sonrisas.

No más risas.

No más fantasías.

No más ilusiones.

No más Miguel.

16 Años [ Mikellino ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora