El significado del arte

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Era el día de la exposición.

Los ojos de Miguel brillaban, se sentía tan feliz, ver sus cuadros destacando, lo hacían sentir tan bien.

- Te ves tan alegre, eso me gusta - la voz de Javier hizo sobresaltar al castaño - lo siento, no quise asustarte...

- No me asustaste idiota sólo... sólo...

En la mente de Miguel pasaba sólo una pregunta ¿Habrá un día en el que no se sienta expuesto frente a él? No lo sabía, en parte sentía algo raro al saber que entre los dos había un lazo como ese, por otro lado, se sentía frustrado por no poderle ocultar nada.

¿Cuándo aprenderás a ser modesto? Es una norma básica de la sociedad - Javier sonrió y agarró la mejilla del contrario - además no eres nada bueno mintiendo.

El castaño se safó del agarre, dio la vuelta y se fue indignado a la exposición.

Su mirada viajaba de cuadro en cuadro, pasó casi un mes pintando todos esos cuadros y se sentía orgulloso del producto final. A medida que los veía recordaba algo, cada uno de ellos tenía un momento especial grabado.

El primero de todos tenía plasmado un cielo lleno de nubes, el recuerdo que venia con el era la vez que en clase de inglés Javier confundió la palabra cielo con un ave, era raro y tonto pero fue divertido, aquel día fue la primera vez que soltó una carcajada frente al chico.
El siguiente era una noche estrellada, la misma que pintó el día en el que Javier comenzó a pagar sus clases de pintura con abrazos.
Un árbol representaba aquel lugar que frecuentaban a la hora del almuerzo.
Una garra de oso representaba aquella promesa que se hicieron esa noche lluviosa.
Unas manos entrelazadas, unidas por un lazo rojo hacia alusión a la vez en la que aceptó que no quería separarse de él jamás.
Podría seguir y seguir recordando cada uno de los significados de sus cuadros pero decidió enfocar toda su atención en Javier.

Decidió prestar atención a el chico que no apartaba la vista de sus cuadros.

Decidió tratar de recordar cada detalle de ese chico y plasmarlo en su mente.

Y de pronto una pregunta nació en él ¿Qué debía hacer ahora?  Debía seguir sus instintos de hombre primitivo y dejar atrás esos sentimientos a los que tanto temía o mantener su promesa.

La respuesta lucia tan complicada pero a medida que se aproximaba al chico sus dudas se despejaban.

- Sabes eres realmente magnífico, cada cosa que haces me parece maravillosa - Javier abrazó al contrario - eres tan increíble.

Y en ese momento se decidió, quizás esos sentimientos de hombre primitivo no eran tan malos.

- Gracias Javier.

Ambos se quedaron así, abrazados, por un largo tiempo, porque, ninguno quería separarse del otro.

16 Años [ Mikellino ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora