Abominación

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Es difícil cumplir una promesa que te hiciste a ti mismo cuando hay alguien que te hace cambiar de parecer al instante.

Miguel trataba de ser frío y duro con Javier como cuando lo conoció pero se le hacia imposible, el hecho de que sonriera o de que ría lo cautivava.
Para el castaño, Javier era simplemente alguien tan dulce y lindo, lo era tanto que no podía ser malo con él.

¿Y con el resto? El resto le importaba una mierda, nadie era lo suficientemente bueno como para ser tratado bien, si no se metían con él, él no se metía con nadie.

Estaban los dos en clase de arte, uno junto al otro pintando lo primero que se les viniera a la mente.

Javier trataba de pintar el lugar especial que compartía con el contrario, mientras que Miguel pintaba una noche estrella.

- Eres muy bueno - exclamó Javier - deberían enseñarme a pintar, oh, y ¿te gusta?

Miguel regresó a ver la pintura del chico, esta podía ser comparada con la técnica de pintura de un niño de 7 años.

- Tu pintura es muy patática Javier - dijo Miguel con una pequeña sonrisa - deberías quemarla.

Javier sólo entrecerró los ojos y ofendido dejó su pintura en el caballete.

- Miguel mírame .

El nombrado sintió un escalofrío en su espina dorsal, jamás en estos tres meses de conocerse lo había llamado por su nombre con tanta seriedad.

- ¿Si?

Miguel era incapaz de mirar los ojos de Javier, así que esté tomó su barbilla y la levantó para conectar sus miradas, con el pincel en su mano derecha dibujó una nariz de gatito sobre la del castaño.

- Eres muy cruel - Javier solo sonrió - pero no puedo enojarme con alguien tan adorable.

- Tú... estúpido del diablo - Miguel solo debio la mirada, se le hacia imposible no titubear - vales madres y...y deberías terminar tu fracaso de árbol en vez de molestarme.

El sonrojo del castaño se volvía mas evidente con cada palabra que decía y Javier lo notó así que soltó su barbilla.

- ¿Ya dije que te ves tan adorable?

- Cállate y termina tu abominación.

En recreo ambos se sentaron en su lugar especial, ahora la línea imaginaria que trazó Miguel al inicio de este de volvió mas grande.

- ¿Tas enojado?

- No

- ¿Tas bien?

- No

- ¿Me puedo sentar mas cerca?

- No y si no te callas juro que te dejo de hablar.

Ignorando todo lo que hablaron antes Javier se acercó al castaño.

- ¿Qué haces aquí? Te dije que no te me acerques.

- Ven aquí un rato para limpiar tu nariz, entre tanta pelea innecesaria olvidaste que tenías pintura ahí.

Y por segunda vez en el día el corazón del castaño se aceleró, bajo la mirada del contrario se sentía pequeño e indefenso, se sentía tan inquieto e intimidado.

- Se que estás molesto por lo que sucedió en clase de arte y pero tú te lo buscaste, era una gran pintura, además - Javier alejó su mano de la nariz del contrario - era para ti pero como no te gustó te wo a hacer caso y la voy a quemar.

- Seh quemala - Miguel sonrió - además debes repetirla por orden del profesor ¿quieres que te enseñe?

Javier abrazó a Miguel

- No te muevas, déjame pagarte las futuras clases de arte con esto, déjame estar así mas de 10 minutos.

- Tus...pagos son...son super raros pero...no te los voy a negar

16 Años [ Mikellino ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora