¿Cómo puedo decírtelo?

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La inocencia de dos tazas de café
una frente a la otra,
sobre la mesa, como nosotras,
mientras hablamos del futuro
mirándonos a los ojos.
Pensando en si lo compartiremos,
       deseando que el desayuno sea eterno,
             que ni el café ni el tiempo se evaporen,
                   y que todo nuestro futuro se condense
                        en las pupilas de la otra.

Todo lo que no dijeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora