LA ENTREVISTA

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-Amelia, la señora Vargas quiere verla en su oficina- me avisa Gabriel desde la entrada de mi cuarto.

Ese llamado solo puede significar una cosa, ya me ha encontrado otra misión por hacer. Le sonrío, espera un poco impaciente a que salga a cumplir mi llamado, pues todos saben que a la señora Vargas nadie la hace esperar, bueno, nadie excepto yo, pues no soy una de sus esclavos para correr cuando me necesite.

Termino de pintarme la ultima uña que me faltaba, cuando escucho de nuevo su voz -Amelia, sabes como se pone la señora...-rápidamente me pongo de pie y lo interrumpo -cuando no cumplen sus órdenes, ya lo sé, pero ¿acaso no puede esperar un poco? La única razón por la que vaya es para no meterte en problemas Gabi.

Gabriel me mira con cariño cuando le doy un rápido abrazo antes de salir, el es una de las pocas personas que evita que me vuelva loca en este lugar, se encargó de mi desde el primer día en el que llegue, se podría decir que es casi como mi padre.

Entro sin avisar a la oficina de Catalina, o como todos la llaman, la señora Vargas, se encuentra sentada al frente de su escritorio mirando un portafolio negro que tenía en sus manos. A pesar de su edad, sigue siendo una mujer hermosa y sensual, tiene el pelo rubio, es delgada, pero con curvas, sus ojos azules son bastante llamativos y es tan elegante que a cualquier lugar al que va llama la atención. Lleva puesto un vestido negro ajustado al cuerpo, con unos tacones del mismo color y su pelo está recogido con un sofisticado peinado hacia atrás.

- Tantos años conmigo, y aun no tienes modales, que molesta eres, aun me pregunto cómo es que decidí sacarte de aquel orfanato.

- seguramente por mi físico- se queda en silencio indicándome que estaba en lo cierto.

Catalina me adoptó cuando tenia 14 años, y a pesar de que fuera tan joven tenía un gran aspecto físico, que 12 años después aun sigo teniendo, soy alta, mi cuerpo está bien formado gracias a las 2 horas diarias de gimnasio, mi cabello largo y negro llama mucho la atención junto con mis ojos grandes cafés oscuro.

-afortunadamente aprendiste a vestirte un poco mejor- llevo una falda negra ajustada al cuerpo, con una blusa beige un poco escotada y mis tacones negros favoritos- bueno, solo tienes que aprender a peinarte mejor- Siempre le desagradó que llevara mi cabello suelto y al natural- en fin, no te llamé para darte consejos de moda que nunca aprenderás, tengo un nuevo trabajo para ti, y este es el más especial.

Sus trabajos siempre eran los mismos, hombres ricos a los que tendría que seducir para después robar, al principio me negaba a ser parte de estas estafas, pero siempre encontraba la manera de obligarme a hacerlo y después de un tiempo dejé de negarme, hasta aprendí a disfrutar un poco de ello.

Me entrega el portafolio que anteriormente estaba leyendo, donde esta toda la información de mi próxima víctima, y yo solo espero que no sea otro viejo regordete y desagradable como el de la vez anterior. Me llevo una gran sorpresa al verlo, su nombre es Camilo Velásquez, era un hombre guapo de 30 años de edad, me sorprendo al ver que es el dueño de la fabrica mas grande de café del mundo, y se me hace raro que se encuentre soltero siendo semejante partido, se puede ver que detrás de ese traje echo a la medida tiene un cuerpo bien formado, su pelo es corto y negro oscuro, que combinan muy bien con sus ojos color miel escondidos detrás de esas espesas pestañas.

-estudia bien su información, este es el premio mayor, mañana hablaremos sobre cual va a ser tu papel, ahora puedes ir a buscar a Antonio, esta mañana me dijo que necesitaba verte para algo importante- comienza a escribir en su computador y yo salgo de su oficina.

Antonio es el hijo de Catalina, es bastante atractivo, a decir verdad, pues heredó los genes de su madre, es alto, con un buen cuerpo, tiene exactamente el mismo color de ojos de su madre, su única diferencia era su cabello negro oscuro (supongo que ese rasgo lo heredó de su padre). Pero desde que yo llegue no a hecho mas que hacerme la vida imposible, siempre encontraba la manera de hacerme quedar mal cuando intentaba obtener el cariño de su madre, y con el pasar de los años fue demostrándome su gran interés hacia mi que no hizo mas que aumentar mi desprecio hacia él.

Se encontraba en la piscina, tomando el sol, de esa forma lograba esconder el hombre desagradable que es.

-hermosa ¿ya hablaste con mi madre? - pone su mando en la silla a su lado, quiere que me siente cerca de él, sabiendo que de por si respirar a su alrededor me genera asco.

-si, ya me dijo de que se trata todo, y deja de decirme así, sabes que no me gusta ¿Qué quieres?

-nada, solo quería ver tu hermoso rostro para que alegraras mi dia.

-pues has arruinado el mío.

Doy media vuelta con la intención de irme, cuando siento su mano alrededor de mi cintura evitando que me fuera.

-me encanta ese toque de petulancia, pero tu mas que nadie sabe que no puedes hacerme enojar... solo espero que termines este trabajo para poder decirte lo que mama y yo tenemos planeado para ti- me mira unos segundos más y me suelta, rápidamente me alejo de él.

Ya de regreso a mi cuarto, estudio de nuevo el portafolio, este hombre es verdaderamente hermoso, hay algo en el que llama mucho la atención, no puedo esperar a conocerlo en persona, puedo debo admitirlo que me gusta un poco.

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⏰ Last updated: Aug 26, 2019 ⏰

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AROMA A CAFÉWhere stories live. Discover now