LA FIESTA
*
Cuando desperté, Demian no estaba a mi lado. No lo sentí levantarse, pero por la hora supuse que había partido a la universidad. Un sentimiento parecido a la decepción me embargo, pero opte por ignorarlo, ya que no tenía razones lógicas para querer ver su rostro al despertar.
No tenía, ¿cierto?
La casa estaba vacía, como era costumbre un día de semana, por lo que nuevamente tenía el espacio entero a mi disposición. Aún no recibía noticias de la postulación que había enviado y, para ser sincera, no creía encontrar una respuesta afirmativa. Mi padre y hermana tenían razón, mi experiencia trabajando era igual a cero, y nadie en su sano juicio contrataría a alguien que no sabe hacer café para trabajar en una cafetería. Así que mi día pasó en completo silencio y aburrimiento.
Hablé un par de veces con Jamie por Whasapp. Me contó que Jenna seguía sin dirigirle la palabra a Milo desde el día que aparecí en su departamento. Lamentaba todo los problemas que provoqué, ya que jamás fue mi intención lastimarla. Ella era una buena chica, e incluso habíamos llegado a ser amigas en la época que se juntaba con mi hermano, pero sobre todo era un ser humano, uno bueno, y no merecía sufrir porque dos cobardes no encontraron mejor forma para tapar su amorío que inventado una relación falsa con otra.
Aquella semana también pasó sin ninguna noticia que merezca ser contada. Hablé poco y nada con Demian, pues nuestros horarios por lo general no coincidían. De Milo tampoco supe mucho, solo algunas cosas a través de mi padre o lo que me contaba mi amiga, pero la verdad era que ninguno tenía información que realmente me interesara.
Lo que sí hice esa semana fue atreverme a finalizar la pintura de Demian. Una de las tardes después de almuerzo, saqué el atril al patio, coloqué la lista de reproducción Indie que me envió Levi cuando le conté que estaba falta de motivación, y dejé que me inspiración volara. Para mi sorpresa, no me costó demasiado finalizar lo que sin querer había empezado. El pincel se manejaba solo, como si supiese exactamente qué líneas trazar y qué colores ocupar. Cuando terminé y dejé mis materiales a un lado, contemplé satisfecha mi obra. Era un buen trabajo, lo sabía. Poseía la suficiente experiencia en el área para darme la libertad de decir que, lo que tenía entre mis manos, era digno de un concurso de arte. Pero, lamentablemente, aquel cuadro jamás varía la luz y menos se convertiría en mi pase para salir de Liberty Hill. A esa altura, aquella esperanza parecía un recuerdo lejano. Uno bueno, en todo caso.
El viernes mi hermana pidió permiso para salir temprano del trabajo y poder arreglar las cosas para la fiesta de esa noche, pero mientras no llegaba, era yo quien debía ponerme a correr muebles y sacar todos los pequeños adornos que puedan llegar a romperse. Iba a ser una fiesta pequeña, o eso te había dicho Ani a papá, aunque dudo que el concepto "pequeño" sea igual para mí que para ella.
– ¡Te tengo que contar algo importante! – Estaba sacando platos para colocar las cosas de picar cuando una agitada Ani entró por la puerta de la cocina, exclamando eufórica.
– ¡¿Te paso algo?! ¡¿Te robaron?!
– No – contesta, quitándome la preocupación de encima.
– ¿Entonces?
– ¡Los vi!
– ¿A quiénes?
Lo primero que se me vino a la cabeza fue que vio a Milo y a Jenna reconciliándose. Eso sería un golpe en el estómago bastante fuerte, pero estaba preparada para que sucediera tarde o temprano, y Ani lo sabía. Así que luego de unos segundos en que analicé mejor la situación, deseché la idea.
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Corazón cobarde [DESTINADOS #1]✔️
RomansLilian Malware creía en el amor para toda la vida, ese que existe en los cuentos de hadas y que es capaz de luchar contra viento y marea para combatir a quien se interponga en medio. Sin embargo, nadie le advirtió que no era una buena idea enamorars...