-¡Eh, James! -dijo Sirius entrando a la habitación que compartía con sus amigos-. Ahora no puedes decir que no te apoyo. Indirecta directa para Remus, ejem.
Se tiró en su cama, haciendo rechinar las maderas, ante la expresión sorprendida de James, Peter y Remus especialmente, que alzó una ceja ante el comentario del su amigo.
-¿Qué te traes entre manos, Canuto? -preguntó James, desconfiado. Sirius resopló. ¿Por qué la gente usaba ese tono con él? Era una buena persona, y no se merecía todo aquel maltrato. Concéntrate, Sirius, concéntrate.
-Digamos que tuve una pequeña charla con Evans -dijo, haciendo un gesto con la mano para sacarle importancia-. Tenía sus dudas acerca de su... relación contigo, si es que puede llamarse relación, y traté de hacerla razonaren que la querías y toda esa mierda -James levantó una ceja. Estaba indignado pero a la vez eternamente agradecido con su amigo. Luego se levantó sonriendo y fue a abrazar a Sirius, que le devolvió el abrazo sorprendido.
-Mierda, James, me estás pegando tus puterías -dijo Sirius, dándole palmaditas en la espalda a su mejor amigo. Muy a su pesar, sonrió, y miró a Remus, que los miraba como una madre osa observando a sus cachorros jugando.
Un momento... ¿Qué?
Sirius, estás convirtiéndote en homosexual, pensó el joven, horrorizado. No lo malinterpreten: Sirius estaba de acuerdo con las personas homosexuales, bisexuales y demás; creía en la libertad de pensamiento y expresión. Pero no gracias, prefería seguir siendo hetero. Rápidamente se separó de su amigo, a lo que este rodó los ojos.
-No dudamos de tu orientación sexual, Sirius.
Sirius medio rió medio bufó, gesticulando con las manos.
-¡Por supuesto! Pero no me gusta ser tan sentimental. Además, todo este asunto con Evans me está estresando. Voy a bañarme, chicos -agregó, bostezando. Agarró una toalla y salió por donde había venido, directo al baño.
-¿Y qué es lo que harás ahora, Cornamenta? -preguntó Remus, sentándose en la cama.
-Se lo preguntaré otra vez -respondió este, como si la respuesta fuera obvia. Remus rodó los ojos.
-¿No es apresurado? ¿No crees que sería mejor, no sé, charlar con ella amigablemente sin intentar nada...?
-Por supuesto que haré eso -replicó James, interrumpiendo a Remus-. No voy a hacer nada estúpido.
Dicho esto se acostó en su cama, jugueteando con la Snitch. Lupin suspiró y se puso a leer un libro. Peter, sin saber que hacer, rebuscó en sus bolsillos, tratando de dar con algún dulce.
-¿Te ayudo? -le dijo James al otro día a Lily, sonriendo. Esta se la devolvió mientras asentía. El peso de los libros era demasiado, y James le quitó la mitad de la carga, gustoso de ayudarla.
-Gracias, Potter -le dijo ella.
-James -replicó el joven.
-Gracias, James -repitió Lily rodando los ojos, divertida.
La charla del día anterior con Sirius había logrado que Lily reflexione, y había llegado a la conclusión de que James no era un mal tipo, salvó por ser insufrible y demás. Así que había decidido empezar a tratarlo bien, dirigiéndose a él sin ser una perra. Durante el desayuno, el sujeto y sus amigos habían decidido ir a sentarse al lado de su pequeño grupo de amigas. Él la había saludado, ella le devolvió el saludo, y luego comenzaron a hablar de temas banales, bajo la mirada orgullosa de Sirius. El joven, luego del desayuno, le había dicho "estoy orgulloso de tí, Cornamenta", palmeándole la espalda tan fuerte que James casi se cae de rodillas, provocando la risa de Lily.