Única parte

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Mi primer recuerdo de la purga es borroso solo si hablamos de lo visual, porque recuerdo perfectamente el ruido de la sierra cuando le cortaron el cuello a mamá frente a mí.

Esto no es una prueba.

Este es su sistema de emisión de emergencia anunciando el inicio de la purga anual, autorizado por el gobierno del país.

Guardo mis cuchillos dentro de mi pantalón y volteo a Richard que está terminando de llenar el arma que llevaré fuera.

Tengo escalofríos cada vez que escucho esa voz en el televisor.

El uso de armas de clase cuatro y de nivel inferior, está permitido durante la purga.

El resto de armas están prohibidas.

—¿Estás nervioso?

—Estoy listo —respondo acomodando mi uniforme.

Se ha concedido la inmunidad a la purga a los funcionarios gubernamentales de rango 10 y no se les deberá hacer daño.

Después de sonar la sirena, cualquier delito, incluyendo el asesinato, será legal.

—Ve al auto van a dejarte ahí antes del cambio de turno —dice Richard agarrando mi rostro con sus manos y me sonríe— todo estará bien, te veo mañana.

—Cuídate, por favor.

—Cuídate tú, Er, mantente tranquilo, todo estará bien.

—Sí —respondo dándole otra mirada a la pantalla.

La policía, los bomberos y los servicios de emergencias, no estarán disponibles hasta mañana a las 7 en punto, cuando concluya la purga.

Benditos sean nuestros padres fundadores y Estados Unidos, una nación renacida.

Que Dios los acompañe a todos.

Salgo de ahí junto al sonido de la sirena, y escucho como la gente en la calle empieza a ponerse en movimiento.

—Atrás de la camioneta, Erick, tienes que llegar impecable.

—Sí —susurro nervioso y cierro los ojos después de subir.

Estoy tratando de respirar.

Tengo que matar al presidente porque necesitamos elecciones, y acabar con la mierda que sucede cada año en el país.

Aún falta, porque damos varias vueltas antes de llegar, Johann sabe el horario en que debe dejarme para el cambio de guardia.

Ellos en la casa blanca están tranquilos, pero la seguridad siempre aumenta la noche de la purga, aunque esté dentro de las reglas el no dañar a los funcionarios del gobierno.

—Ve tranquilo, van a abrirte en el auto de su seguridad justo en este semáforo para que nadie de atrás se dé cuenta, y el de la puerta no notará que estás ahí, adentro justo en la biblioteca está tu máscara.

—¿Por qué no van a verme?

—No somos los únicos que han perdido todo por esto, Erick, así que no te sientas solo adentro, pero no confíes en nadie, porque solo tenemos dos de nuestro lado, él resto está para protegerlo y no sabemos sus ideales.

—E-Está bien.

—Te veo mañana.

—Enciérrate y no mueras, por favor.

—Lo intentaré —dice sonriéndome y le sonrío con un nudo en la garganta.

Estoy asustado como cada noche de purga, aunque ahora voy a entrar a un lugar donde las leyes aún existen.

The purge || Joerick OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora