Ova Zero Dos

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.- Seulgi oneechan yo debo irme durante un tiempo, es obligatorio. - El joven decía algo apenado, sus otros amigos lo esperaban. - No quiero ir oneechan, no quiero dejarte sola... me preocupa mucho lo que te pueda pasar en mi ausencia.

   "Aunque estés presente no podrías hacer algo en contra de tu padre, es tu padre al fin y al cabo... "

.- Yuta-kun ve, yo seguiré haciendo lo mismo que he hecho estos siete años. - El pecho del joven dolía al escucharla decir eso, apretaba sus puños hasta enterrar un poco las uñas en su piel. - Nos vemos en cinco años. - Dándose vuelta  y mientras cojeaba un poco regresó a la casa grande.

"Como se me ocurre pensar
que él pudiera...
solo es un niño
no pienses más esas cosas"

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   Ella cargaba una gran amargura por muchos motivos, el primero...

  El amo Nakamoto nunca le permitió atención médica después de quitarle los grilletes, lo hizo con la finalidad de que ella no pudiera correr. Ese fue uno de los tantos castigo que le puso por ayudar a otras esclavas cuando su difunta esposa aún vivía, pero el castigo más grande que le impuso el amo era no tener la oportunidad de ser madre, aunque ella fuera la favorita Seulgi nunca le dio su corazón ni a él ni a nadie. 

 Cada vez que la embarazaba a propósito la hacía abortar ese era el peor infierno, aunque fueran hijos de él eran sus hijos y en el fondo de su corazón ella sufría con cada pérdida viviendo siempre deprimida y sin sonreír. 

"Yuta-kun si al menos estuvieras aquí, tu sonrisa aliviaría mi tristeza. Regresa pronto por favor, si sigo así no podré durar los cinco años..."

  Con los años el amo Nakamoto envejecía y ya no veía por un ojo, a él lo único que le importaba era que Seulgi estuviera allí para servirle, siempre la recompensaba con kimonos, joyas y maquillaje pero nada de eso le daba alegría

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  Con los años el amo Nakamoto envejecía y ya no veía por un ojo, a él lo único que le importaba era que Seulgi estuviera allí para servirle, siempre la recompensaba con kimonos, joyas y maquillaje pero nada de eso le daba alegría. 

.- ¡¡TE HE DADO TODO NIÑA!!  ¡¡ERES LA SEÑORA DE LA CASA!!  ¿¡PORQUÉ SIEMPRE ANDAS COMO UN MUERTO VIVIENTE?!   ¡¿PORQUÉ?!  ¿¡ACASO QUIERES VIVIR A COMO ERAS AL LLEGAR?!  ¿¡QUIERES QUE TE LLEVE A AQUEL CUARTO Y TE AZOTE HASTA RASGAR TU PIEL?!  - La jaló del brazo -  ¡¡APÚRATE!!  ¡¡VAMOS!! - Pero ella no podía caminar rápido ni correr, Seulgi cayó arrodillada.

.- Acaso no recuerda el amo que me dejó así. - Diciendo en forma de reproche -  Yo no puedo correr gracias a usted. - Él otro aclaró su garganta y miró a otro lado.

.- Que desperdicio, si no lo hubiera hecho al menos ahorita podrías bailar y entretenerme un poco, regresemos a la casa y sírveme como siempre lo haces.

Heridas del pasado. (Jaehyun y tu) CorrigiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora