PRÓLOGO

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Antes de que fuera, yo ya había muerto más veces que soñado, unas vidas antes, en otros siglos, en otras eras...no había algún lugar, cuerpo, alma u olor que pudiera recordar, nunca lo hubo.
Sin embargo, los días bajo la lluvia, con la mirada intrínseca del perdido, con la espada atravesada y los ojos de mármol pálido e insípido, me lo encontré. Quizá, Nada, en algún segundo, algún instante o incluso de reojo, se me cruzó usted antes de la muerte, por toda mi existencia. Se ha convertido todas las veces, todos los años y los días elegidos, en lo último que pueda yo ver antes de morir. Es así, pues, que vivo entre abismos, armas y veneno...tan solo para verle, si así aparece, Nada. Si así el destino me lo muestra, aunque sea para tenerle en un parpadeo y frente a mí, o para apreciar la silueta disolvente que trae el aire, una vez más, y aunque sea para eso, es usted el último suspiro de la vida. Sé que después de una mirada inapreciable, he de morir.
Y fue, así fue, Nada. Quizá tal como los viejos tiempos, como Prometeo con la antorcha, caminando, lentamente caminando y manchando el camino, así, con los pasos y las marcas, bastó un toque, una mirada extraordinaria desde abajo, y cuando el fuego se va, Prometeo se da cuenta de que jamás tuvo algo en las manos, todo era por amor.
Yo jamás le tuve, entonces. Ni siquiera amor tuve, Nada; ni siquiera nada tuve, Amor.

- Anónimo

LA VIDA SIN ÉL-Axl Rose-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora