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Gotas incesantes se oían a la lejanía, tenues pasos de pies descalzos sobre aquella fina capa de agua que reflectaba a un joven mal herido; todo por salir de una reciente batalla, que nadie sabía que había sufrido. Solo su sombra sabía que el estaba muriendo lentamente, los demás apenas y notaban su sufrimiento. Silencio. Una luz estaba alumbrando aquel pedazo de losa que sobresalía al no estar cubierto por el agua; “¿Quien dejó esto aquí?” Se pregunto aquel ingenuo varoncito.

¿Lo has olvidado? Mírate, estás hecho un desastre y apenas puedes sostenerte, te ves miserable. — Menciono una voz con lastima, aunque resaltando esa burla tan característica de su persona.

Se lo prometí. . . — Fue la única respuesta que obtuvo, de forma débil y apagada, totalmente inanimada aquella voz suave que alguna vez reflejo alegría.

Su sonrisa femenina se ensanchó, antes de reirse, una amarga y ruidosa risa. Melodía para algunos, envidia para otros, temor para el joven. Sabía lo que significaba e incluso estaba enfadado por escucharla, tanto que se atrevió a correr hacia su contraria tratando de atacarla o al menos hacerla callar. “ ¿Por qué? ¿Por qué? Solo quiero saberlo. ” Un dolor abdominal le hizo desplomarse en el suelo húmedo, con dolor y lágrimas llevaba sus manos a tratar de apaciguar estas punzadas.

No trates de luchar, no eres más que un débil y patético niño en un mundo de miserables parásitos, que se te pegan tanto solo para succionar ese dulce nectar de felicidad. ¡No eres más que un miserable! — Retumbaron aquellas palabras en todas direcciones, mientras el sonido de sus tacones se oía seguido de un silencio. Se había parado frente al menor que aún soportaba el dolor.

De un tirón logro levantarlo, a rastras le llevaba hacia aquella losa tan enorme que se pensaría que es un cimiento de construcción. La luz dejaba notar las múltiples heridas, moretones, arañazos, incluso mordidas de la piel de los brazos y piernas del menor. Su cabello oscuro estaba mojado con su sangre; debido a un golpe que tenía en la parte posterior de su cabeza. Sus labios estaban maltratados, quebrados por la falta de hidratación, sus ojos no dejaban de derramar lágrimas y lágrimas saladas.

Nunca aprenderás, pequeño, si dejas que te usen así, morirás. — Hizo una pausa para suspirar, claramente le causaba molestia verlo tan herido, tan usado y tan afligido. — Quisiera saber; ¿Que ganas con dejarlos ganar? — Se le notaba intrigada y curiosa por los actos del menor.

Hubo silencio, al menos tres, cuatro, cinco minutos. Entonces el chico se incorporó, aún con la cabeza gacha murmuró algo poco entendible, pero que hizo que la otra le abrazara casi de inmediato sacándole un quejido de dolor, más no la apartó, pues alzando su cabeza y brazos, le correspondió aquel abrazo.

El amor que le tengo es más que suficiente, no por que vaya a recibir algo a cambio o vaya a generar un cambio en su forma de ser. . . — Se aferró tratando de que su voz se oyera lo más firme posible y continuo. — Él, es a quien he amado y amare toda la vida, estoy condenado a ser un tercero pero con tenerle todos los días soy más que feliz en mi propia vida. — Se rompio en llanto, tratando de mantener el abrazo con su contraria que ahora también le acompañaba en su dolor.

Ambos habían sufrido lo mismo, había vivido lo mismo, tal vez no de la misma persona pero si de la misma manera. Ahora se tenían el uno al otro, aunque no fuesen reales, aunque no estuvieran juntos, ni por qué uno fuese imaginación del otro, pero se apoyaban y era lo único que importaba en ese momento. El calor mutuo había detenido el sangrado de sus heridas, estaban en casa. Estaban a salvó.

Están juntos.

L

a losa se quebró. Ambos terminaron callendo y la luz que estaba sobre ellos se esfumó. El menor buscaba entre lo que su vista le daba a su contraria pero era muy tarde, ya no quedaba nada, ni nadie, ni siquiera aquella fina capa de agua estaba. Todo era oscuro. Entonces grito, con todas sus fuerzas, por ayuda, por verla de vuelta, por estar junto a ella una sola vez más, antes de volver a la realidad, antes de partir y antes de despertar.

¡No estoy listo, por favor, no quiero irme, no lo voy a lograr solo! — Su voz desgarrada por su llanto junto a su respiración agitada era lo que ahora sonaba por aquel sitio.

Pero nadie vino. Entonces abrió sus ojos, estaba dormido. Se levantó con sudor en su frente, respiración desesperada y un leve temblor en su cuerpo, estaba asustado por lo ocurrido. Tanto que no noto que su móvil sonaba y sonaba.

Debo dejar de comer chile antes de dormir, me genera pesadillas. . . — Dijo hacia su persona antes de tomar su móvil y contestar, sin fijarse quien llamaba.

— ¿¡Que haces que no contestas!? ¡Baby, te llevo llamando desde las diez, desde que vives solo te levantas tardísimo! — Reclamos y reclamos era lo que recibía de esa voz que asemejaba al acento español, se le notaba frustrada.

Ruby, son las once. Te llamo en quince minutos. — Colgó después de contestar con clara diversión, adoraba a esa chica, su preocupación le hacía sentirse querido y motivado.


❐➜۬: 𝖸 𝖻𝗎𝖾𝗇𝗈, 𝗇𝗈𝗌 𝗊𝗎𝖾𝖽𝖺𝗆𝗈𝗌 𝖾𝗇 𝖾𝗌𝗍𝖾 𝖿𝗂𝗇𝖺𝗅 𝖾𝗑𝗍𝗋𝖺𝗇̃𝗈, 𝗊𝗎𝖾 𝗉𝗈𝗌𝗂𝖻𝗅𝖾𝗆𝖾𝗇𝗍𝖾 𝗅𝖾 𝗁𝖺𝗀𝖺 𝗁𝗂𝗌𝗍𝗈𝗋𝗂𝖺 𝗈 𝗅𝗈 𝖺𝖻𝖺𝗇𝖽𝗈𝗇𝖾 𝖽𝖾 𝗇𝗎𝖾𝗏𝗈, 𝗌𝖾 𝗆𝖾 𝖼𝗎𝗂𝖽𝖺𝗇, 𝖢𝗁𝖾𝗍 𝖿𝗎𝖾𝗋𝖺.՚メ

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⏰ Última actualización: Feb 25, 2021 ⏰

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