Una cerilla para alumbrar el cielo

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Me acuerdo de la primera vez que fui de fiesta, al igual de la primera vez que estuve en un tanatorio, y si, estoy escribiendo esto por el hecho de encontrar alguna conexión a estos polos opuestos, en ambos aprendes mucho, aprendes que la gente se va con el tiempo, y el tiempo, al igual que las personas, nunca volverá, ya hablé de esto en su momento, de verdad, me encantaría volver a hablar con mi abuelo, decirle que fue una motivación para mí...

Y es irónico por qué tú, la persona que estas leyendo esto, estarás sacando conclusiones, estarás imaginando la forma de cada personaje que sale en el libro cuando realmente no sé ha descrito a nadie en este relato.

El ser humano es realmente impresionante, realmente estúpido, somos capaces de imaginarnos cosas sin haber visto o leído el que o el como y eso muchas veces nos cuesta disgustos.

Última semana del primer trimestre :

Lunes :

Todo empezaría a las ocho y diez, me llamo mí madre y me extrañó, no me extrañó por el hecho de que me llamara a esa hora, me extrañó que me llamara a secas, no tenía muy buena relación con mí madre

- ¿Sí? - cogí la llamada con el mismo tono de voz con el que se responde a un número oculto - ¿Pasó algo?

- Eso digo yo - respondió mí madre con el mismo tono irónico de siempre - parece que te has olvidado de tu familia del sur

Apreté la mano por la rabia y de no ser por qué había gente delante, le hubiera pegado un golpe a la pared.

- Tú misma lo has dicho - dije dejando de hacer fuerza con la mano - lo dices tú, pero ahora dime ¿Por qué me has llamado?

Hubo un silencio de unos tres segundos.

- ¿Sabes que día es hoy Gabriel? - escuché ese tono de voz tan irritante que solo ella sabía poner - o te has olvidado cómo de costumbre.

Tragaría saliva para después apretar los dientes, sabía de sobra que día era hoy pero no quería hablar con mi madre y más sabiendo que sí la conversación se prolongaba el que acabaría mal parado sería yo, sin embargo la respondí.

- Hoy hace un año que murió el abuelo - dije con el tono más frío que pude vocalizar - ¿Y me has llamado para eso?

- Era para ver si se te había olvidado que alguien creyó en ti - dijo esto en un tono sarcástico - Y encima, con lo que él te quería, no fuiste capaz de despedirte de el.

Unas lágrimas de rabia eran lo único que puede soltar, seguidos de un grito ahogado que no se escucharia mucho, pasaba de que alguien más lo oyera, la respondí

- Y te parece bien que tú padre creyera más en tu hijo que tu misma - diría esto sin compasión y secandome las pocas lágrimas que solté - después de todo, tú no me criaste, no creo que ni me conozcas bien

Habría un silencio y colgué, no quería seguir con esa conversación sin sentido, obviamente que sabía lo que pasaba ese día, obviamente sabía que mí madre me llamo a posta, obviamente sabía que en lo que quedaba de día iba a estar pensando en otras cosas

1° Hora : Geografía e Historia

Estaría sentado en mi sitio de siempre, en la esquina inferior izquierda de la clase, mirando por la ventana, mucha gente me dice que hago esto por hacerme el interesante pero la verdad es que no lo hago por eso, lo hago por qué me gustaría estár fuera, ser libre, muchos de los que vamos al colegio vamos obligados por nuestros padres, en mi caso, por mí padre.

El profesor, como de costumbre, me llamo la atención.

- Gabriel ¿Puedes decir lo que estaba explicando? - dijo aquel hombre que al parecer estaba empeñado en fastidiarme el curso entero - Por qué sino me parece que tendré que hablar con tus padres.

No me di cuenta pero sin querer esbocé una sonrisa burlona.

- Profesor, si es que se te puede llamar así, ¿No le parece que en lugar de enseñarnos nos está obligando a memorizar? A aprender algo que a nadie nos interesa - Dije mirando directamente a sus ojos con el semblante más serio que puedo poner - No le parece que en vez de educar está creando robots.

Silencio sepulcral, no sé porque cada vez que hablo pasa esto.

- Bobadas - dijo este girándose - Que sabrá de educación el hijo de dos militares.

- Y que sabrá de educación un profesor en prácticas - dije levantando las cejas - te puedo asegurar que sí de verdad quieres que discutamos, tienes todas las de perder - reí levemente - no eres el primer profesor que acaba pasando de mí, ni el primero que me manda a jefatura, pero hazme caso - puse cara sería para intentar asustarle - si lo que quieres es problemas o discutir, búscate a otro con el que puedas, por qué yo, estoy en otro rango.

A simple vista, puedo parecer un gamberro pero lo que siempre hago es  probar a los profesores, así pues, se que este me va a dar juego.

Desgraciadamente para mí esa hora termino, el cambio de clase se basó en la discursion que tuve con el profesor.

2° Hora : Física y Química

Esta asignatura me gusta, más que nada cuando se estudia la tabla periódica ya que se suelen hacer chistes con los componentes.

Mi profesora de física y química era una señora genial, yo diría que es de las mejores profesoras que he tenido y para añadir, de las pocas con las que he prestado atención en clase así que de esta clase no hay nada que recalcar.

3° Hora : Biología y Geología

Esta clase era sobre las células, tipos de células y partes de las mismas.

La profesora era la misma que la de física y química dado que el instituto no tenía salario suficiente para dos profesores, al igual que pasa en otros casos, tenemos el mismo profesor también en Lengua y Geografía e Historia.

- Se pueden distinguir dos tipos de células, eucariotas y procariotas, de estas últimas, hay dos clases, animales y vegetales - dijo con énfasis -

Esta señora de apenas 1'60 amaba su trabajo, le gustaba enseñar, de hecho por eso la respetaba, le gustaba lo que hacía y se le notaba, era como ver a un niño jugando con su juguete favorito.

Me quedé dormido sin querer, no había dormido mucho en las últimas noches, me empezaba a doler frecuentemente la cabeza y los ojos me quemaban.

Me sorprendió el hecho de que no me gritara para despertarme, simplemente, se puso a mí lado y me acarició el pelo, cuando me despertó me dijo lo siguiente.

- ¿Estás bien? - dijo con una cara de ternura que solo había visto en mí abuela - ¿Has desayunado? Seguramente el sueño sea producto de un mal desayuno o de qué has dormido poco.

Me quedé en silencio, no tenía ningún ápice de maldad en sus palabras, era una persona sincera.

- No, no he dormido bien - la miré pero seguramente mi mirada estaba vacía - llevo unos cuantos días con dolor de cabeza

De ese día no recuerdo más salvo de haber fumado un cigarro de camino a casa.

Lo que nunca dije a nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora