De repente me despierto. No sé cómo he llegado hasta aquí, pero la verdad es que me da igual. Pienso en lo que ha pasado el día anterior y me estremezco. Empiezo a recordar los detalles e, instintivamente, me tapo más con las sábanas y miro alrededor, pero no veo a nadie. "Te tengo vigilado, orus, te tengo vigilado..." Sigo recordando las últimas palabras que escuché antes de desmayarme.
FLASHBACK
El director me mira y me dice:
-¿Me crees ahora?
Me ha llevado fuera del colegio, al patio trasero, y ha señalado a uno de los maestros a través de una ventana.
-¿Qué tiene de especial?-pregunto yo.
El director da un suspiro y dice:
-¿Acaso lo ves normal?
-Sí-respondo, pero me fijo más en él. El sr.Gómez, cómo llaman al director los profesores, se queda callado, como esperando a que yo diga algo. Y entonces me doy cuenta. Doy un pequeño salto de exclamación, y veo algo especial en ese profesor. Aparte de que es mi profesor de mates, noto algo muy extraño, una especie de aura azulada que hace que me fije en él.
-Casi todos los profesores de este centro somos Cirulos. -dice, sacándome de mis pensamientos.
-Pero...
-Puedes creértelo o no, pero es así.-me corta el señor Gómez-No sabía si contártelo todavía, pero se me...
¡BOOOOOM!
Esa explosión corta al director y corremos a ver qué pasa...
FIN DEL FLASHBACK
No recuerdo bien los detalles de después, pero tampoco me da tiempo a pensarlos, porque de repente veo llegar a Pablo, con cara de mareado, y al director. Eso hace que me fije en la sala en la que estoy. Está hecha de paja... no. Es como una capa de palos finos que están unidos por algo que no acabo de entender. La sala en sí parece un sanatorio, ya que tiene muchas camas juntas, y cada una tiene una mesilla asignada.
Entonces, la voz del director me saca de mis pensamientos:
-Levántate, tenemos que hablar.
-Estoy bien, gracias.-digo de mal humor(me pasa siempre al levantarme de la cama)
-Bien, pero esto es importante. Así que levántate.-zanja él.
-Dani, es verdad lo que dice, tienes que venir rápido-interviene un recién recuperado Pablo-.¿Qué? No me miréis con esa cara, yo también quiero saber lo que pasa, y, si él no se levanta, no nos contarás nada, ¿no?-se defiende él.
-Bueno, venga, ponte esa ropa e id a la caseta que hay a la derecha según salís.-dice el director, como resignado.
Se va y Pablo y yo nos quedamos, en la cama, yo sentado y él de pies, pero los dos asombrados, después de todo.
