Para comenzar, debo aclarar que los nombres que pondré no son los reales, solo el mío que es Jess. Quiero guardar un poquito las identidades.
Otro punto es que se los contaré como si se lo estuviese contando a mi mejor amiga (algo que no puedo hacer porque me va a retar y NO QUIERO QUE LO HAGA, diosito ayúdame *no soy creyente*). Será una historia lo más transparente posible y sin muchos diálogos como lo haría en un típico fanfic.
Así que aquí comenzamos...
Soy Jess, mujer chilena, cesante y contadora frustrada (no terminé la carrera, me salí en el segundo año). En mis días de aburrimiento, hace un año atrás, me metía a jugar en una página web en donde debía hacer dibujos y los demás adivinaban, algo así tipo pinturillo. ¿Quién no lo ha jugado?
Pues yo lo jugaba desde los 15 años, pero lo dejé por un tiempo debido a saturaciones de dicha página que no me permitían volver a entrar a jugar, así que a fines de julio del año 2018 quise volver a intentarlo y mágicamente volvió a funcionar, solo que estaba más desértico que yo en la vida. Cabe destacar que hoy en día tengo 22 años y como muchos de ustedes lo saben, los cumplí el día 17 de julio, es por eso que una de mis historias se llama "July 17th". (Tuve un novio a los 15 años y duramos 5 años y medio, llamado Adrián. Esto es un poco relevante pero no tanto).
Y la cosa comenzó ahí, en ese juego. Uno podía tener una mini descripción de la edad, el país y el género, entonces un día entró un usuario llamado "ElRegreso", el cual decía que era de Chile, hombre y tenía 25. Igual me sorprendí porque pocos ponían esas cosas y pocos también eran chilenos, así que comenzamos a hablar, jugábamos y todo, hasta que un día entre conversa y conversa, coincidimos en que ambos teníamos instalado una plataforma de juegos llamada Steam y nos agregamos. Todo esto pasó en la última semana de julio. Este chico se llama Ignacio.
Resulta que Ignacio vive a 6 horas de mi ciudad, en la región metropolitana más conocida como Santiago (capital de Chile), estudia medicina y tiene muchos juegos en steam, de los cuales uno es su preferido: DotA 2. El juego consiste en 10 jugadores, 5 por cada lado y cada uno debe elegir a un personaje y así ganarle al enemigo. Yo conocía el juego pero no lo jugaba, de hecho jugaba League of Legends (que es casi lo mismo, pero más fácil), entonces él decidió que me enseñaría a jugar. Todo esto pasó el día 01 de Agosto.
Para tener una mejor experiencia de juego es recomendable hablar por chat de voz, así que instalé una aplicación llamada Discord y comenzamos a hablar. Ignacio es una persona genial, seguro de sí mismo y con personalidad de líder, me sentía muy a gusto hablando con él pero no en el sentido amoroso, sino amistoso.
Pero Ignacio no estaba solo, no. Él tiene 10 amigos más que tiene entre 24 y 28 años, y todos juegan DotA 2, pero no siempre están todos, siempre falta la mitad o se rotan entre sí para jugar. Entre ellos hay 2 argentinos, 1 peruano y los demás chilenos pero de distintas ciudades.
Y ahí estaba yo, metida en discord en una sala de chat de voz con unos 7 chicos que no conocía, escuchando como hablaban (gritaban), y me preguntaban cosas acerca de mí. Ninguno vive en mi misma ciudad, los más cercanos (que son 3) viven a 6 horas de mí, en Santiago.
Los días fueron pasando y yo aprendía a jugar, me relacionaba con ellos y formábamos algo genial. Me sentía muy cómoda y me agregaron a un grupo de WhatsApp en donde compartían memes, cosas acerca de DotA 2 y formaban grupos para conectarse y jugar. Y obvio me dio curiosidad saber cómo era cada uno detrás de sus nombres, así que comencé a ver sus fotos de perfil de WhatsApp, la mayoría bastante guapos (CÓMO NO DECIRLO).
Habían noches en las que nos quedábamos con Ignacio y Fede (uno de los argentinos, tiene mi misma edad y es un amor de persona, alguien con el que te puedes reír hasta por la más mínima cosa que haga) jugando, conversando y conociéndonos más.
