CAPITULO 3

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John no llega hasta las siete de la tarde. Me extraña que haya tardado tanto, al fin y al cabo creía que solo iba a comisaría.
– Cariño, ¿porque esa tardanza?–. Le pregunto al verle, el me mira atónito y baja la vista a su reloj. No me contesta directamente sino que se queda pensando, después se sienta en el sofá.
– Eh.. me he encontrado a un viejo amigo de la universidad al volver para casa y como hacía ya tiempo que no veíamos decidimos ir tomar algo–. Dice el, pero no me convence, creo que me oculta algo, pero decido creerle, para eso están las parejas no, se tiene que confiar el uno del otro.
– Bueno, pero la próxima vez avísame al menos–. Le digo yo un poco molesta, al menos que tenga el detalle de llamar, ¿No?.
– Perdona bebé, la próxima te juro que lo haré–. Dice el con una de esas sonrisas que hacen olvidarte del mundo y centrarte solo en el.

John es muy atractivo, sus ojos verdes esmeralda son tranquilizadores, su linda cabellera rubia oscura, es suave y dan ganas de meter la mano y acariciar hasta el último cabello, sus pómulos perfectos, y su nariz ligeramente puntiaguda le hacen aún más atractivo. Sus labios, esos labios carnosos pueden hacer volver loca a cualquier mujer, pero por fortuna mía, el es mi marido, en otras palabras, solo yo puedo admirar su belleza cuando se despierta, solo yo puedo ver todas sus muecas y sus oyuelos cuando sonríe.
Sencillamente lo amo con toda mi alma.
Me acerco a él y depósito un beso corto en sus labios, el no tiene suficiente y me coge con ambas manos mis mejillas, acercándome aún más a él, haciendo que me sienta en su regazo.
Me besa con intensidad, y al poco rato me pide dejar entrar su lengua en mi boca, lamiéndome el labio inferior. Yo no sé lo niego y le dejo. Abro ligeramente la los labios y el aprovecha la situación. Nuestras lenguas juguetean ansiosas. John pone una de sus manos debajo de mi camiseta y va en busca de lo sujetador, se lo que quiere, pero ahora yo no estoy mentalmente preparada, así que me separo cuidadosamente de él. El me mira sorprendido ante mi reacción.
– John, ahora no me apetece–. Le digo sinceramente.
– Pero a mí sí, bebe–. Dice haciéndome un puchero. Ahg, se ve absolutamente tierno y adorable cuando hace ese puchero.
– Porfavor, lo dejamos mejor para mañana, y así estaré más activa, y pues disfrutaremos más–. Le digo guiñandole un ojo. John acaba sonriendo me y eso me da a entender que acepta el trato. Sonrió y entonces recuerdo lo que he encontrado en casa de Miriam.
–John, tengo algo que enseñarte–. Digo y el me mira curioso, me levanto de su regazo y voy corriendo a la habitación, en la mesita de noche he dejado la carta, así que cuando llegó la cojo y voy corriendo de nuevo al sofá.
– Está carta–. Digo mostrándole a John el trozo de papel.– Me lo he encontrado en la casa de Miriam, es una carta que parece ser de..
–Un momento–. Dice el cortandome.– ¿Has entrado en la casa de la vecina muerta?–. Pregunta y yo asiento.
– Si y como te decía he encontrado esto que se ve que es...
– ¡Estas mal de la cabeza!–. Dice interrumpiendome por segunda vez.– Tú sabes lo peligroso que es entrar ahí, es como si entraras en un sitio abandonado donde hace pocas horas han matado a alguien–. Me dice el mirándome como si estuviera loca, y bueno, dicho como lo dice él, si que parece que lo esté.
– Bueno, solo fue curiosidad–. Le digo, y es verdad, necesitaba entrar para averiguar cualquier cosa.
– Y tu sabes que la curiosidad mató al gato–. Me dice, ahg, odio que tenga razón en esto.
– Lo siento, pero esque necesitaba entrar, John hace pocas horas mataron a Miriam, que además de ser mi vecina, era mi amiga, crees que me voy a quedar de brazos cruzados esperando ver quien será la próxima víctima, porque no, no lo haré–. Le digo furiosa y sin dejarle terminar de hablar me levanto y me voy a la habitación.

La oscuridad de la noche, me tranquiliza, me encanta mirar las estrellas mientras escucho los grillos. Subo al tejado, cuando estoy enfadada siempre subo para estar sola y tranquila.
Cierro mis ojos, y dejó que el sonido de los grillos me relaje, y así estoy hasta que me vibra el móvil en el bolsillo de atrás. Lo descuelgo.
–¿Hola?–. Pregunto.
– Hola pequeña–. Reconozco la voz inmediatamente.
–Leo–. Digo contenta. Leo es mi mejor amigo desde bien chiquitos.
–¿Cómo estás?, Me enteré de lo que ha pasado al lado de tu casa, ¿Estas bien?, Dime qué sí porfavor–. Su tono se nota preocupado, y me conmueve.
–Leo, tranquilo, yo estoy bien, por suerte, pero tengo una pista del crimen y me gustaría compartirla contigo, te apetecería quedar en nuestro café–. Le digo con media sonrisa en los labios.
– Por supuesto, nos vemos mañana, descansa pequeña mia–. Dice el y cuelga. Alemenos a el le podré contar, no como a mi marido. Seguro que se enojara cuando le diga que he quedado con Leo.
A John nunca que ha caído bien Leo, porque se piensa que este gusta de mí, cuando eso es imposible, además que no debería de estar celoso, cuando lo elegí a él y estamos casados.
Bajo del tejado y entro a la habitación, me encuentro a John ya dormido y yo lo imitó, con la sensación de que mañana será un gran día.






Espero que os encanteeee, os amoooo muchooo.
Denle amorrr porfvorrr.
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