capítulo 4

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                Minik & Nini                 
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Respira, uno, dos, tres, suspiro. Las gotas de sudor se escurrían por todo su rostro. El sonido del tatami siendo golpeado repetidas veces hace que la chica se distraiga, pero muy poco. Uno, dos, tres y de nuevo su compañera volvía a estar acostada en el tatami, ya le dolían sus músculos y su cara roja de tanto esfuerzo. Ella miró a su maestro de judo y pidió un leve descanso para salir y tomar agua, él con mucho gusto se lo dió. La chica caminó fuera de este y puso sus zapatos antes de salir del salón. Caminó hasta el pasillo donde estaban los casilleros y buscó el 41 donde se encontraba su ropa y agua. Tomó agua hasta que se atragantó, su amigo el azabache salió de ahí también con cara de moribundo casi tropezando con todo.

—Te ves mal minik— ella le lanzó una toalla a la cara, él la tomó con gusto y limpió su sudor excesivo con esta.

—Y tu no te ves como una princesa señorita Arqüereti— se sentó a su lado y bebió con desespero su botella llena de agua—¿Cómo te ha ido?— su curioso y repentino interés por ella despertó sentimientos que había intentado olvidar desde hace dos años.

La joven Nicci Arqüereti hace dos años se había dado cuenta de los sentimientos que tenía por su mejor amigo, este a pesar de darle un desinterés hacía ella, no tenía ningún tipo de rencor, pero lastimosamente Nicci se había enamorado misteriosamente de su mejor amigo, no le dijo nada solo por que no quería que él se volviera a alejar de ella

—Bien— respondió la pobre chica intentando alejarse más de él para volver a entrar. Lo había ignorado aproximadamente dos meses intentado olvidar su gusto por él, pero falló así que se dedicó a evitarlo lo más posible.

—¡Nicci!—llamó el azabache—¿Por qué no quieres que me acerque?— se volvió a levantar y se acercó a su amiga, en los últimos 4 años el niño de 13 ya había desaparecido completamente de él, su pelo estaba largo y sus ojos seguían siendo inocentes de cualquier culpa, pero su cuerpo se había estirado haciéndolo mucho más alto que la pobre chica y sus hombros habían crecido de tal forma que lo hacían ver fornido. Nicci Maldijo internamente cuando se percató de su cercanía, intentó alejarse un poco, pero él la acorraló en los casilleros. Su traje la hizo sentir más calor y eso sacó las mejillas rosas de su amiga.

—S-solo estoy concentrada, ya casi es el baile Santorski y pues los exámenes y el judo me tienen contra la espada y la pared—respondió de manera rápida —Además sabes que no he alquilado mi vestido y no he invitado a alguien al baile— suspiró con pesades al saber que Dominik no la invitaría al baile.

—Wow cálmate. Mi madre alquiló nuestros trajes desde un principio y por cierto señorita tu ya tienes pareja para el baile— el chico le sonrío a la pequeña castaña, esta miró a su compañero con confusión.

—¿ah sí? ¿quién?—ella colocó sus brazos por debajo de su pecho.

—Oh pues un apuesto chico de ojos azules— corrió hasta las bancas y se puso encima de estas—El increíble Dominik Santorski  —a la chica se le escapó una risa y caminó hasta su amigo y lo bajó de ese lugar.

—Dominik, tu ganas, pero aun así falta poco para los exámenes—la chica volvió al salón y quitó sus zapatos para volver a la clase de judo.

Ellos siguieron con su entrenamiento con mucha precisión hasta que llegó la hora de la salida, Dominik tenía que ir a una audición y la pobre Nicci quería ir, pero Dominik no lo permitió.

Dominik leía una revista hasta que la música lo fastidió y con sumo respeto le pidió que le bajara. Llegó allí, con confianza dictó sus líneas con fluidez, pero sentía un poco de nervios debido a un chico castaño que estaba sentado a sus espaldas. Desde hace mucho tiempo sentía una confusión en su corazón con respecto a los sentimientos por aquel chico.

Nicci como de costumbre hizo sus tareas y de paso las de Dominik, ella sabia que su azabache amigo no las iba a hacer, pero ella complacida se la haría. Después de un día largo ambos decidieron llamarse para comentar su estado, Dominik fue el primero el llamar.

—¿Hola?—la suave voz de Nicci se escucha al otro lado de la linea—¿Quién es?—se escuchaba cansada, pero aun así su tono amable estaba presente.

—Hola Nini —Dominik rasco sus ojos mirando la pantalla del computador.

—¡Dominik!—su alegría y su amino subió notablemente—¿Cómo te fue? Anda dime—se preocupo por su amigo, este dio una risa hasta que volvió a hablar.

—Bien, estuvo estupendo—dudo si decirle sus encuentro con Aleks, pero al final decidió no decirle nada—Estoy cansado—definitivamente él sólo se estaba consumiendo.

—Yo igual, tu madre llamó—con eso Dominik miró el cielo suplicando clemencia—Dijo que pasáramos por nuestros trajes en la tarde— ella rió al escuchar el reproche del chico.

—Está bien, vamos después de clases de judo— miró la hora y se dio cuenta que ya eran las 10:00 Pm pasadas—Ey Nini ya me voy a dormir—la chica dio un leve asentimiento y él cortó la llamada.

La chica se sentía feliz de tener a Dominik a su lado. Ella había mejorado notablemente en todos los aspectos. Había bajado de peso debido a sus prácticas y ejercicios y era excelente con sus estudios, pero lastimosamente su amigo no resaltaba en lo absoluto.

Déjame sólo -Dominik Santorski Y Tu-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora