ORGULLO SOBRE EL SUELO

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Sabia que tenía que hacer algo, no me aguantaba las ganas de verla ahí tan impotente. Decidí tragarme mi dignidad y fui esta vez a su casa a tocar, la lengua se me atragantaba y sudando como un cerdo; pero como un hombre fui.
Abrió la puerta de su casa como pudo y la mire a sus ojos hermosos como el fuego, pero cambie mi opinión y decidí alejarme para siempre y nunca volver a verla, pero.aun la pienso a pesar de todo.

LA CHICA DE SUS OJOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora