Capítulo 2: Erik

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                 Cuando Erik pensaba mirando a un punto fijo, algo bueno podía salir de su cabeza, gozaba de un inteligencia muy particular

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                 Cuando Erik pensaba mirando a un punto fijo, algo bueno podía salir de su cabeza, gozaba de un inteligencia muy particular. Todo el mundo decía que era adivino, sabía lo que iba a ocurrir minutos antes de que pasara. Tenía un instinto para las situaciones que le beneficiaba a la hora de realizar actividades. Para su padre, e incluso para Alemania es un orgullo. La mejor definición de la llamada Raza Aria, es lo que él era. Sus ojos azules y su pelo rubio siempre bien peinado, acaparaba las miradas de todas las chicas, y su metro noventa imponía a los más bajitos. Acababa de terminar el Gymnasium e iba a ir Ludwig-Maximilians-Universität para estudiar derecho. Apenas le quedaba un mes para empezar y ya se conocía su facultad donde pasaría sus próximos cuatro años.

Inocentemente, Erik formaba parte de las Juventudes Hitlerianas de las NSDAP, desde que su padre lo afilió con tan solo trece años en la Deutsches Jungvolk in der Hitler-Jugend. Durante todos estos años participó en acampadas, jugando al fútbol y caminatas, y formaba parte de la banda de tambores. Fue jefe de filas de muchas de las actividades gracias a que su padre que era fiel amigo de Franz von Pfeffer, el líder de las Juventudes.

Solamente los miércoles, los chicos se reunían después de un mitin del partido donde formaban corros para hablar de la política del país, y la ideología que les inculcaban o ver películas de propaganda . Erik conoció allí a su amigo Hans Scholl, un apuesto chico que deseaba con ser oficial de la Wermacht cuando se afilió en contra de la voluntad de su padre, que es liberal. Pero su poca libertad de expresión y la insistente subordinación le producían desagrado. A Erik tampoco le hacía gracia, pero sentía obligación de estar allí por su padre.

                -¿No sabías que voy a entrar en medicina?.- Le susurraba Hans a Erik mientras veían una película de propaganda política.

                -¡Eso esta genial, Hans! Yo estaré en el edificio 8-A de Derecho, y tú en el 56 que está enfrente. ¡Podremos vernos todos los días!.- Le contestaba más alto Erik, contento por la noticia.

                -Relájate, no hables muy alto, no vaya a ser que el amigo Franz nos mande a repartir folletos por toda la facultad.- Decía Hans mientras se reían ambos silenciosamente

Ocasionalmente un oficial pasaba por la parte de atrás de la sala quien les escucho reírse y se acerco por detrás de ellos.

              -Si prefieren pueden ir a la Avenida de Nördliche con unos carteles para pegar y dejar la ciudad más bonita.¿Les parece?- -

             - No, señor, lo sentimos.- Replicó Erik con animo de apaciguar la situación, ya que si se enteraba su padre de la falta de atención, le podría caer un buen castigo.

Tras terminar la película y la reunión, salieron fuera donde estaba esperando Sarah, su madre, y un chofer para volver a casa.

             -¿Podemos acercar a Hans a casa, vive junto a la casa del Cardenal cuando viene aquí a Munich?- Pregunto Erik a su madre.

-Por supuesto, entrad.- Les respondió su madre con una sonrisa.


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