Capitulo 1: me tengo que marchar

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Al fin y al cabo Ullrich sabía que este traslado se iba a producir tarde o temprano. Hace unas semanas, él había acudido con su superior a un reunión sobre la futura reubicación de la comunidad judía. En alguno de los momentos, Eichmann daba a conocer que se estaban buscando motivos para atacar Polonia, y que varios compañeros en Danzig estaban al tanto de las provocaciones, pero precisaban más gente allí. En reiteradas ocasiones, Adolf miraba a Ullrich, dejando entrever que iba a ser él.

Meyer agarro su maletín, y salió del edificio con cierta cara de preocupación. A la puerta le esperaba su coche.

Ullrich no paraba de pensar, en cual sería el mejor momento para comunicárselo a su familia. Sabe que para su mujer, Sarah, sería un momento complicado, al igual que para su hijo, Erik, ya que estaba a punto de acabar derecho en Berlin, sería un golpe duro no poder ver a su hijo ejercer.

Entró en casa, donde recibió un golpe de olor a Eintopf, una de las recetas estrella de Sarah que había aprendido de su madre, y que a Ullrich le encantaba. Dejo su chaqueta y fue directo a la mesa para cenar.

-Hola, cariño, ¿Cómo fue el día?.- Pregunto Sarah portando una sonrisa mientras acercaba la comida a la mesa

-Bien, mucho trabajo.

Por la puerta entró su hijo Erik, que terminó de preparar la mesa y se sentó a la derecha de su padre. Greta, la hija pequeña llegaba corriendo a la mesa y se sentó esbozando una sonrisa.

- ¿Cómo llevas los estudios Erik? ¿Has pensado mejor si quieres meterte en la Gestapo?

- Quiero terminar primero padre. En el futuro ya veremos donde acabamos.

-¿Dónde crees que vas acabar? Conmigo, o en el tribunal mandando a los delincuentes y la escoria a su lugar. Yo te colocaré en un buen puesto.

-Pero padre quiero ganarme yo....- no le dio tiempo a terminar la frase cuando Sarah le reprocho.

-Erik, no discutas con tu padre, encima que te va a colocar en un puesto decente, y te quejas.

La joven Greta se levantó y fue directa a la mesilla donde se encontraba la radio y la encendió, en la radio sonaba "Lili Marlene", una canción que captó la atención de Ullrich y que no dudo en comenzar tararear mientras Sarah terminaba de poner la comida.

Todos se sentaron alrededor de la mesa, rezaron antes de comer, y procedieron a llenar sus estómagos. La radio y el sonido de los cubiertos era lo único que se escuchaba en el salón. La joven miraba a sus padres y su hermano que se encontraban inmersos en sus pensamientos y preocupaciones.

Greta era la primera en acabar siempre lo que le ponían, y la última en marcharse. Cuando recogió la mesa y fregó la vajilla, se marcho a su habitación a tocar el piano que le había dado su madre y que pasó por toda su familia. Los descendientes por parte de Sarah fueron muy buenos músicos, llegando incluso a tocar en la Opera de Viena. Por eso su madre quería que aprendiera el piano muy bien para continuar su legado.

Mientras tanto Sarah y Ulrich aprovechaban para salir al jardín y hablar. Eran un matrimonio muy unido. Ambos se amaban como si fuera el primer día, por lo que no había cosa que más le doliera a Ulrich de partir a el Danzing, que dejar a su esposa sola.

-A veces pienso como sería mi vida sin ti.- Preguntó él.

-¿En serio te haces esa pregunta?.

-¿Cuántas veces hemos estado separados durante mucho tiempo?

-Si no cuentas cuando te vas al trabajo... ninguna. ¿Pero porque lo dices?.- Preguntaba Greta. 

Su instinto le avisaba de que una mala noticia se iba a topar con ella.

- Debo marchar Greta, marcho en cuatro días al Danzing, estaré fuera un tiempo, necesitan de mí para organizar el trabajo allí, no espero estar mucho tiempo, cuanto antes vaya y acabe el trabajo, antes vuelvo ¿no?

-¿Pero tú no lucharás contra los polacos no?.- pregunto Greta con ya cierto nerviosismo.

-¿Qué dices de Polonia? ¿Qué sabes tu de eso?

-Lo dijo el otro día a Erika, que el Führer quiere invadir Polonia.

Esa información no le hizo mucha gracia a Ulrich que se dio media vuelta, con el rostro fruncido y a paso rápido. Entró en casa y cogió su chaqueta y gorra y salió por la puerta principal pegando un portazo en la puerta. 

La tinta negraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora